Ni el Gobierno ni el Parlamento vascos, ni el Gobierno central ni el Congreso… Las instituciones democráticas no han pedido nada a Currin ni a su grupo de amigos. Así que tiene pendiente demostrar a quién representa en sus gestiones. De momento, lo expuesto por Currin coincide con los deseos de la izquierda abertzale.
Brian Currin presentó la semana pasada un folio en el que anunciaba su intención de crear lo que llama un Grupo Internacional de Contacto y se atribuye la misión de promover una mesa de partidos, facilitar la legalización de Batasuna y cambiar la política penitenciaria. Dice que ha recibido un mandato para el grupo de contacto, pero no dice quién le ha dado ese mandato. Tampoco dice quién va a formar el grupo en cuestión. Vamos, que está claro que alguien ha mandatado a alguien.
Lo que es seguro es que ni el Gobierno ni el Parlamento vascos han pedido nada a Currin y tampoco lo han hecho el Gobierno central o el Congreso de los Diputados. Las instituciones democráticas no han pedido nada al abogado sudafricano ni a su grupo de amigos.
El Partido Socialista, que rechaza las pretensiones mediadoras de Currin, no parece que le haya encomendado misión alguna. Jesús Eguiguren, que mantuvo una reunión con Currin, salió sorprendido de la distorsionada información sobre el País Vasco que tenía su interlocutor: «Creía que estaba en Sudáfrica. Que, simplificando, nosotros éramos los blancos que teníamos oprimidos a los nacionalistas. Le tuve que decir que los nacionalistas llevaban 30 años gobernando y que quienes mueren son sindicalistas socialistas».
La desinformación a la que aludía Eguiguren fue constatada también por dos representantes de la Fundación para la Libertad que preside Nicolás Redondo en un viaje realizado a Sudáfrica para mantener contactos con diversos sectores políticos del país. La cita más tensa fue la mantenida por Teo Uriarte y Javier Elorrieta con los mediadores profesionales Roelf Meyer y Brian Currin. Señalan que éstos habían asumido «los planteamientos victimistas de Batasuna», tenían una idea equivocada de la representación electoral vasca y no se creían los datos de los votos reales que había tenido Batasuna.
El PP ni siquiera se ha reunido con el ‘facilitador’ así que mal puede haberle dado un mandato. El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, por su parte, ha criticado que Currin se haya planteado el objetivo de promover una mesa de partidos, por lo que hay que suponer que el partido nacionalista tampoco le ha hecho un encargo de ese tipo. En resumen, ni las instituciones representativas ni los tres grandes partidos le han dado el mandato del que presume Currin.
El sudafricano ha evitado proporcionar información precisa y se ha limitado a irse por las ramas diciendo que se ha reunido «con la inmensa mayoría de los partidos», con «organizaciones sociales» e, incluso, con las Diputaciones forales. «Todos aquellos con los que me he reunido me han dado su apoyo total en el proceso de facilitación que estoy llevando a cabo», afirmó en la entrevista realizada en Radio Euskadi. Brian Currin tiene pendiente de demostrar a quién representa a la hora de hacer sus gestiones. De momento, lo expuesto por Currin coincide con los deseos de la izquierda abertzale.
Florencio Domínguez, EL CORREO, 16/11/2010