ABC, 2/4/12
Sánchez-Camacho advierte de que el independentismo de CiU no es una pose y que ese camino hacia el Estado propio puede provocar «una fractura social gravísima»
El PP se ha consolidado como fuerza decisiva en Cataluña, pero la nueva ofensiva separatista emprendida por CiU y el presidente de la Generalitat, Artur Mas, obliga a Alicia Sánchez-Camacho (Barcelona, 1967) a replantearse su apoyo parlamentario al gobierno nacionalista.
—¿Cómo fue la reunión que el miércoles mantuvo con el presidente Artur Mas?
—Le pedí una reunión para reiterar mi preocupación por la deriva tan independentista y radical que ha tomado CDC tras la celebración de su congreso. Me aseguró que su prioridad es la recuperación de la economía, pero ese viraje imposibilita que podamos tener una relación de colaboración. Nosotros abriremos un período de reflexión y el partido decidirá qué hacer después de Semana Santa.
—Mas dice que sus 18 diputados, el PPC, no pueden condicionar la mayoría parlamentaria en Cataluña.
—De lo que no es consciente es de que esa minoría es claramente decisiva, pues le ha permitido ser presidente y garantizar la estabilidad de su gobierno durante un año. Con esa minoría ha logrado sacar adelante sus presupuestos en dos ocasiones y definir la nueva composición de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales. CiU tiene 16 diputados en el Congreso y asegura que es decisiva. Las minorías no cuentan para Mas cuando son de los demás.
—¿A qué atribuye esa deriva independentista? ¿Es una pose?
—Lo más preocupante para nosotros es que el congreso de CDC inicia una nueva etapa en la que no hay una estrategia tacticista o una posición mediática. Se habla de un profundo cambio doctrinal. El catalanismo moderado de CiU ha desaparecido y ha sido sustituido por la separación de Cataluña del resto de España, mediante la búsqueda del Estado propio y la independencia. Esa es la línea ideológica de CiU. Responde a la ideología de las nuevas generaciones de CDC lideradas por Oriol Pujol Ferrusola.
—Hay quien puede pensar que esa hoja de ruta no se trasladará al Gobierno de Mas.
—Se han dado cuenta de que ese giro congresual puede preocupar a Europa, donde se necesitan países fuertes y donde los lenguajes rupturistas generan inestabilidad. Por eso aseguran que las tesis de CDC no se trasladarán al Gobierno catalán. Pero es evidente que el Gobierno de Mas ya ha dado los primeros pasos hacia esa independencia, la amenaza de la ruptura con España es real. Ya no existe aquella ambigüedad. La hoja de ruta de Mas tenía que haber sido en todo momento la salida de la crisis y la recuperación de la economía y del empleo. Pero la deuda aumenta, el paro sigue, las dificultades para resolver el déficit se mantienen… Si ante eso el señor Mas aprueba una ley de consultas o apoya la insumisión de ayuntamientos como el de Gerona, nos induce a pensar que quiere convocar una consulta sobre el pacto fiscal. Y si este no se consigue, caminar hacia la hacienda propia y la separación de España. Eso puede provocar una fractura social gravísima.
—¿Esta amenaza puede modificar aunque sea mínimamente la agenda del PP?
—Tanto el PP nacional como el PP catalán van a seguir actuando con la máxima responsabilidad con el objetivo de sacar al país de la crisis. Esos 18 diputados del PP en Cataluña serán decisivos para lograr una mejora de la financiación, que sea justa para los catalanes, pero también solidaria para garantizar la cohesión territorial. Pero el camino para negociar sobre un modelo de pacto fiscal no es el de la amenaza, ni el de la bandera «estelada» (bandera independentista) ni el de la hacienda propia. El camino es el del consenso recíproco, no el de la amenaza separatista.
—CiU asegura que tiene un apoyo social mayoritario en materia de pacto fiscal y que crece el de la independencia.
—Todos queremos una mejora de la financiación, pero también es necesaria una mejor eficiencia en la gestión del gasto público. No solo tenemos que mirar los ingresos que nos llegan de fuera. Cataluña ha sido un desgraciado ejemplo de mala gestión por culpa de la incompetencia del gobierno tripartito: 40.000 millones de deuda acumulada en siete años. Somos la comunidad autónoma con mayor deuda de toda España. La actitud de CiU, que ha abandonado la «señera» para abrazar la «estelada», perjudica a la recuperación económica.
—¿En qué se traducirá ese replanteamiento de relaciones con CiU?
—Si el Gobierno catalán no se encamina exclusivamente a reducir a la mitad el paro y ayudar a las empresas, el PP no va a estar ahí. Hemos ejercido una oposición responsable porque creíamos que en estos momentos de crisis gravísima debíamos apoyar a CiU.
—¿Cumple el gobierno autonómico con los dos pactos presupuestarios que se firmaron con el PP?
—Los compromisos de incentivación económica y la reducción del sector público se deben a la exigencia del PP. El primer acuerdo se cumplió y ahora queremos ver si se cumple el segundo. Nosotros queremos una reducción de las «embajadas» en el exterior porque lo único que debe quedar son oficinas de internacionalización de nuestros productos.
—En esa austeridad entran los medios públicos catalanes. Ahora que el PP tiene la vicepresidencia del ente que los gestiona, ¿qué debe cambiar?
—Hay dos objetivos. Por un lado, tener una televisión y radio pública, pagada por todos los catalanes, que no responda a ningún perfil partidista, sino a un perfil objetivo y plural, que traslade la verdadera realidad social de Cataluña, que no es independentista mayoritariamente. El PP va a estar ahí para garantizar la profesionalidad, pero también para hacer cumplir lo que exigimos a otras empresas públicas, la reducción del gasto y la racionalización. Hay que buscar el equilibrio entre una televisión de calidad y bien gestionada. Por eso el PP ha presentado una proposición de ley de transparencia de las empresas públicas catalanas, para saber los sueldos de todos los altos cargos, incluidos los de la televisión y radio catalana. También vamos a presentar una proposición de ley de reducción del sueldo de los altos cargos, igual que hemos hecho a nivel estatal. No puede ser que un alto cargo cobre 200.000 euros mientras a los funcionarios se les exigen sacrificios. Y eso CiU aún no lo está haciendo.
—La introducción del castellano en TV3 parece una misión imposible…
—Nosotros siempre vamos a hacer valer nuestros principios, que son trasladar a las administraciones la realidad social catalana. Somos una comunidad autónoma con dos lenguas, y eso se debe trasladar a todos los ámbitos de la vida pública.
—¿Qué valoración hace de las elecciones andaluzas?
—Ha ganado un partido, que es el PP, por primera vez en la historia. Los socialistas han perdido 800.000 votos, y que se les permita gobernar con alianzas de perdedores, como en Cataluña hizo el señor Montilla, no demuestra que hayan ganado nada. El PP andaluz tiene que seguir trabajando para que se mantenga el espíritu de cambio, porque es importante para solucionar la crisis. No se pueden mantener políticas como las que ha aplicado el Partido Socialista, consistentes en presupuestos expansivos y deuda en aumento, mientras en el resto de comunidades estamos reduciendo gastos.
—Hay muchos catalanes de origen andaluz. ¿Qué lecciones extrae?
—En Cataluña viven 700.000 andaluces. Creo en la humildad y la reflexión, y en aprender cuando se gana y cuando se pierde. En Cataluña somos el partido que mejor podemos sacar a los ciudadanos de la crisis y garantizar las políticas sociales. Los andaluces en Cataluña ven que los discursos socialistas reivindicativos, en los que se arrogan la patente del Estado del bienestar, están agotados.
—¿Qué opina de las declaraciones del ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, en relación con la reforma de la ley del aborto?
—Nuestro partido ha sido absolutamente claro sobre el respeto a la vida. Creo que la actual ley del aborto es inasumible; tiene planteamientos intolerables, como que una niña de 16 años pueda enfrentarse a una situación tan traumática como un aborto sin permiso de quienes ejercen su patria potestad. Yo no estoy a favor del aborto libre. Una de las mejores cosas que he hecho en mi vida es tener a mi hijo, y lo que reivindica el ministro son medidas para que la mujer pueda elegir.
ABC, 2/4/12