Alivio

IGNACIO MARCO-GARDOQUI-EL CORREO
El Tribunal Constitucional alemán no se opone a la ratificación del fondo europeo de recuperación y rechaza el recurso de emergencia presentado en su contra, lo cual supone todo un alivio para los países de la Unión. Para unos más que para otros y para nosotros muchísimo, pues despeja el camino hacia el desbloqueo de los dineros que necesitamos con urgencia y esperamos con ansiedad.

Pero conviene matizar algunas cosas. La cuestión presenta dos vertientes que hay que separar. Por un lado y sorprendentemente para algunos, el dinero no cae del cielo ni se fabrica en ningún sótano oscuro de Fráncfort. Y como la Comisión europea no lo tiene, antes de darlo a los países, lo ha de buscar en los mercados financieros. Es decir, se tiene que endeudar hoy, deberá pagar mañana los intereses y algún día, cuando mis nietos estén ya a punto de jubilarse, deberá devolverlo. No crea que exagero mucho, el calendario se alarga hasta el año 2058 y es posible que para entonces el Athletic haya ganado ya una Copa del Rey. O dos. De todas formas, no se olvide de que la devolución de estos dineros saldrá de los Presupuestos europeos que alimentamos entre todos, lo que incrementará el volumen de dinero que tendremos que aportar a Europa cada año.

Esto era lo que el Tribunal Constitucional decidía ayer, si la Comisión puede proceder a endeudarse por esos ingentes 750.000 millones de euros, cuando en principio sus Presupuestos han de aprobarse en equilibrio y sin descuadres. En Alemania hay personas que piensan que hacerlo supone trasladar a las próximas generaciones una carga injusta que deberíamos soportar las actuales. Ya no hay peligro, una vez que hemos decidido interpretar eso de la solidaridad intergeneracional en una dirección de sentido único. ¿Somos un atajo de egoístas? A mí me parece que sí, pero si lo pregunta por ahí le dirán que somos un prodigio de astucia y de cálculo oportuno.

Como los mercados financieros internacionales están anegados de liquidez, la Comisión Europea no tendrá problemas para endeudarse, ni para hacerlo a tipos de interés irrisorios. Entonces llegará la segunda fase del asunto, que consiste en el riego de dinero, aguas abajo, hacia los países miembros. ¿Llegará a tiempo, ahora que lo necesitamos tanto para aliviar nuestras cuitas? Pues no, tardará aún muchos meses, pero tampoco hay problema pues el presidente Sánchez ya ha previsto -este hombre está en todo- que vamos a dotar nuestros Presupuestos de los adelantos que sean necesarios. ¿No es maravilloso? Con una mano nos prestamos lo que gastamos con la otra, a la espera de unos dineros que tendremos que devolver. Tanto los que vienen como préstamos como los que llegan como subvenciones no reintegrables.