EL CORREO 19/11/13
FLORENCIO DOMÍNGUEZ
La sentencia de Estrasburgo y las excarcelaciones que ha provocado su aplicación inmediata por parte de la Audiencia Nacional han causado en el mundo de los presos de ETA y de la izquierda abertzale un fenómeno de descomprensión, un alivio de las tensiones internas que se estaban acumulando.
Tanto los presos como sus familiares o los miembros de Sortu asisten sorprendidos a la celeridad con que los jueces han ejecutado el fallo de la corte europea de Derechos Humanos y al elevado número de excarcelaciones que se han acordado en poco tiempo. No se esperaban ni tanta rapidez en la aplicación de la sentencia, ni que la puesta en libertad afectara de forma automática a un gran número de reclusos.
La satisfacción y hasta la euforia que esta situación ha provocado en las cárceles abren nuevas opciones al desarrollo de una estrategia que el pasado mes de junio apuntó el abogado Iñigo Iruin. Este letrado, reflexionando tras el cierre de la ‘vía noruega’, constató que el Gobierno no iba a cambiar de postura, que en ninguna circunstancia aceptaría la hoja de ruta de Aiete, que no habría posibilidad de una negociación sobre los presos con ETA y que no se modificaría la legislación.
Iruin señalaba que «en el Estado español tenemos enfrente un muro», un muro que «no lo puedes derribar colocándote frente a él y golpearle con todas tus reivindicaciones». El abogado guipuzcoano abogaba por «una nueva hoja de ruta» que tuviera «muy en cuenta cuáles son las condiciones legales y las condiciones jurídicas actuales».
La ‘vía Iruin’ pasaría por exprimir todas las posibilidades de la legalidad, pero eso no consiste sólo en que los abogados tramiten recursos, que es algo que siempre han hecho, sino, sobre todo, en que los presos se acomoden a las exigencias de la ley, cosa que en el pasado han rechazado de forma sistemática.
La otra cara de las excarcelaciones de los reclusos afectados por la ‘doctrina Parot’ es que en las filas de la izquierda abertzale pueda verse reforzado el sector crítico con la línea oficial. No son pocos los reclusos de ese grupo que no han estado de acuerdo con la línea que han seguido ETA y Batasuna-Sortu en los últimos tres años. Ahora que empiezan a estar fuera de la cárcel, algunos de ellos podrían sumar sus voces a unos sectores críticos que se han caracterizado hasta el momento por carecer de líderes, lo que ha contribuido a que el alcance de estas posturas fuera bastante limitado.