EL MUNDO 22/02/13
· Rajoy exige que pida a ETA que se disuelva antes de «dar lecciones de democracia».
La gestión del final del terrorismo y del nuevo tiempo que se abre en el País Vasco tras el abandono de la violencia por parte de ETA apareció por fin ayer, en la segunda jornada del Debate sobre el estado de la Nación. El primer día, Mariano Rajoy no hizo ninguna mención a este asunto en su discurso, algo que ningún presidente del Gobierno había hecho en 23 años de celebración de este foro. Pero el jefe del Ejecutivo no quiso entrar tampoco ayer en el debate independentista. Ni en respuesta a los representantes de la izquierda abertzale, los diputados de Amaiur, ni al portavoz de ERC.
El PNV primero y Amaiur después interpelaron al presidente del Gobierno para que gestione «la reconciliación», como pidieron los nacionalistas moderados, o para que «dé pasos» hacia «una paz justa y duradera», en palabras del que ayer ejerció de portavoz de Amaiur, Iker Urbina, abogado del entorno etarra.
El diputado independentista equiparó a las víctimas mortales del terrorismo con «cientos de personas que han sido torturadas en comisaría». Concretamente, Urbina dijo «defender y reivindicar» el «reconomiento y reparación del 100% de las víctimas».
Acto seguido, citó expresamente a Fernando Buesa, dirigente socialista asesinado por la banda terrorista, y a su escolta, Jorge Díaz, que también murió en el mismo atentado. A continuación, quiso nombrar a dos miembros de ETA fallecidos: Jon Anza, que desapareció en Francia en extrañas circunstancias, y Joxe Arregi, un presunto terrorista que murió en comisaría en 1981, supuestamente torturado por policías nacionales.
Urbina resaltó que «mucha gente ha sufrido y está sufriendo», pero ese sufrimiento «no está únicamente generado por la actividad de ETA. La tortura, la represión policial, las muertes… llevan presentes muchos años en nuestro pueblo».
El portavoz abertzale pidió a Rajoy que dé «pasos» hacia «una paz justa y duradera». Pasos como modificar su política penitenciaria, «que sigue vulnerando derechos fundamentales» y que atienda las peticiones de la Conferencia de Ayete que se celebró en 2011.
Urbina denunció que «el principal problema» de España es «el déficit… el déficit democrático». Y entró en una denuncia histórica de represión heredada, en su opinión, del franquismo. «El Estado español está a las puertas de convertirse en un estado fallido desde un punto de vista económico, social y político», le espetó.
Rajoy no hizo el menor caso a las peticiones del diputado abertzale y rechazó entrar en el fondo de sus reivindicaciones. «Ustedes son los menos indicados para dar lecciones de democracia», les dijo, «el problema del déficit democrático lo tiene usted y algunos como ustedes, que no han pedido a ETA que se disuelva».
Distinto fue el tono y el fondo del portavoz del PNV, Aitor Esteban, que reclamó al presidente una apuesta por «la pacificación y, sobre todo, por la reconciliación en el País Vasco».
Pero el nacionalista más duro volvió a ser ayer el portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Alfred Bosch, que acusó al Gobierno de Rajoy de «montar una guerra sucia con escándalos policiales [en referencia a las investigaciones abiertas a los dirigentes de CiU] para hacer descarrilar un proceso participativo», en referencia al proceso de independencia de Cataluña que su partido quiere iniciar.
Bosch acusó al Ejecutivo de «usar la corrupción con intención partidista» para «impedir que la gente vote», en referencia al referéndum que la Generalitat quiere convocar. «Nosotros estamos de acuerdo con que no se tape la corrupción con la autodeterminación de Cataluña, sí», ha añadido, «pero no se puede tapar el proceso de autodeterminación con la corrupción». Bosch defendió que los catalanes puedan expresar en referéndum si quieren independizarse o no de España: «Respetemos a la gente ante todo; si la gente quiere votar por la autodeterminación, que vote».
El presidente del Ejecutivo replicó que «no hay Gobierno que haya sido tan solidario, ni que haya ayudado más a la Generalitat» como el suyo. «No estoy dispuesto a que una comunidad caiga porque algunos, como el tripartito, elevaron el déficit a cifras inadmisibles», le espetó el presidente.
EL MUNDO 22/02/13