RAFAEL MOYANO – EL MUNDO – 15/04/17
· A los diplomáticos norteamericanos destinados en España les llama la atención la situación de Cataluña y preguntan mucho sobre ello. Desde su prisma de ciudadanos de un país aglutinador no entienden bien lo que está pasando y requieren claves para que les descifren este asunto que tanto domina la política española.
Aunque forma parte de su trabajo, el interés que suscita Cataluña es suficiente consuelo para la Generalitat, que es capaz de encontrar un lado positivo a la rotunda reacción de la Embajada norteamericana a la gira de Puigdemont. Si la Embajada afirma que el caso de Cataluña es un «asunto interno», desde la Generalitat se asegura que el mero hecho de que haga un comunicado revela que «el proceso soberanista forma parte de la agenda política y diplomática de los estados y, por tanto, no es ningún asunto interno».
Si la Embajada dice que EEUU se muestra comprometido con «una España fuerte y unida», desde la Generalitat se afirma que la nota «constata que el caso de Cataluña es un asunto político relevante que mueve al Gobierno norteamericano a expresar una posición de no injerencia, pero subraya su existencia».
Una ocurrencia más. Para tomárselo a broma, si no fuera por las graves repercusiones que está teniendo en el pueblo catalán el estancamiento de sus políticos. Su irrenunciable procés viaja ya con naturalidad de lo esperpéntico a lo patético. Lo de Puigdemont ha sido un Bienvenido mister Marshall pero al revés, con resultados parecidos: convertir el drama en comedia y viceversa. En la película de Berlanga los vecinos de Villar del Río esperan el maná del plan Marshall que nunca llegó.
El president se hizo las Américas en busca de bendiciones y se trajo tres o cuatro fotos de corte casposo y varias collejas. Su encuentro con el ex presidente Jimmy Carter fue de tapadillo y sin imágenes, y la única foto que se pudo traer de la visita a su fundación en Atlanta fue una con dos señores que reivindicaban la lucha contra la ceguera de los ríos, una enfermedad tropical transmitida por un gusano contra la que trabaja el Centro Carter.
EEUU abre y cierra puertas. Americanos, os recibimos con alegría. A la aislada España de Franco le negó el plan Marshall, pero luego, bases militares por medio, le facilitó su ingreso en la ONU, la OCDE o el FMI. Puigdemont también ha recurrido a la estrategia del papá Estados Unidos; les ha tratado de explicar su drama y se ha traído una gran comedia. Aunque nosotros tampoco lo entendamos, señores diplomáticos, seguiremos tratando de explicárselo.
RAFAEL MOYANO – EL MUNDO – 15/04/17