Jesús María Zuloaga, LA RAZÓN, 18/10/11
Ayer fue un buen día para ETA y malo para la Democracia española y las víctimas. La Conferencia Internacional se despachó con un comunicado en el que se recogen, punto por punto, algunas de las reivindicaciones por la que la banda ha asesinado a 858 personas; causado miles de heridos y pérdidas económicas incalculables. Cuando en la década de los setenta, ETA se convenció de que no podía ganar a España en una guerra abierta, insurreccional, cambió de estrategia y optó por el terrorismo, con el fin de obligar al Gobierno de turno a negociar con ella.
Opinión pública
Poco a poco fue subiendo el nivel de sus acciones criminales y los objetivos que elegía, con el fin de provocar el pánico entre la población. Pretendía que fuera la opinión pública la que obligara al Ejecutivo a sentarse en la misma mesa con los pistoleros, con el fin de resolver el problema.
Esta estrategia recibió ayer un formidable espaldarazo.
-Los «expertos» pidieron a los terroristas que cesen de forma definitiva en sus actividades criminales (pero no de forma unilateral e incondicional, que parecería lo lógico, pues no estamos en guerra) y a España y Francia que negocien con ellos las «consecuencias del conflicto». Es la frase que siempre usa ETA para referirse a presos, salidas de las Fuerzas de Seguridad del País Vasco, víctimas propias, etcétera. La utilización del lenguaje no es baladí en asuntos de terrorismo.
-Ambas naciones y la banda son consideradas por los expertos, reunidos en San Sebastián, como «actores violentos» (ETA lo es), porque, a continuación, hablan de los «no violentos», los partidos, incluida la ilegalizada Batasuna. Éstos deben ocuparse de tratar asuntos políticos, entre ellos (aunque no lo citen expresamente) el referéndum de autodeterminación, vieja aspiración del mundo de ETA para lograr la secesión de España.
La lectura del comunicado demuestra que Batasuna, que es tanto como decir ETA, se ha salido con la suya y ha impuesto una declaración final que se ajusta a sus pretensiones. En su último documento conocido, «Concretando Zutik Euskal Herria», publicado el pasado fin de semana, incluyen, precisamente, unos párrafos que hablan de la negociación en dos «mesas»:
«Los ámbitos de diálogo y negociación son estos dos», dicen.
-«Entre los agentes políticos de Euskal Herria: Sólo corresponde a los y las representantes de los ciudadanos y ciudadanas vascos acordar las características del Marco Democrático que establecerá el reconocimiento del carácter de nación y el respeto de la voluntad popular». «El objetivo de las negociaciones políticas (…) es conseguir un acuerdo para que todos los proyectos políticos, la independencia inclusive, sean factibles».
-«Entre ETA y los Estados: negociaciones para dar fin a la confrontación armada y solucionar sus consecuencias (presos, refugiados, desarme, desmilitarización…)».
Si se comparan con el contenido de la declaración de la Conferencia Internacional, se observa que han optado por este modelo «batasuno» de las dos «mesas». Los expertos señalan:
-«Llamamos a ETA ha hacer una declaración pública del cese definitivo de la actividad armada, y solicitar diálogo con los Gobiernos de España y Francia para tratar exclusivamente las consecuencias del conflicto.Si dicha declaración fuese realizada, instamos a los Gobiernos de España y Francia a darle la bienvenida y a aceptar iniciar conversaciones para tratar exclusivamente las consecuencias del conflicto».
-«Sugerimos que los actores no violentos y representantes políticos se reúnan y discutan cuestiones políticas, así como otras relacionadas al respecto con consulta a la ciudadanía, lo cual podría contribuir a una nueva era sin conflicto».
Las armas
Después del éxito de Bildu, la banda vuelve a apuntarse otro tanto. Observadores internacionales recomiendan a España y Francia que negocien con los pistoleros. Se establecen dos partes al mismo nivel en un «conflicto», que sólo ha causado una de ellas con sus actividades terroristas. Y se desliza el principio de que por la vía de las armas (las que ha utilizado ETA ) se pueden conseguir cosas.
Jesús María Zuloaga, LA RAZÓN, 18/10/11