EL CONFIDENCIAL 11/04/17
· Fuentes policiales de Francia y de España calculan que las pistolas entregadas por la banda terrorista son solo un tercio del arsenal que se atribuye aún en manos de la organización
El análisis previo realizado por las fuerzas de seguridad francesas de las armas entregadas por la banda terrorista ETA no arroja por el momento conclusiones esperanzadoras para las víctimas del terrorismo. Ninguna pistola ni ningún fusil presentan huellas dactilares ni restos orgánicos que sirvan para reabrir investigaciones archivadas sobre crímenes cometidos por los miembros de la organización. Tras estudiar detalladamente casi la mitad del arsenal intervenido, los responsables de la lucha antiterrorista gala han concluido que no tienen elementos suficientes para iniciar indagaciones.
Así lo explican a El Confidencial fuentes de la lucha antiterrorista que están en permanente contacto con la policía gala responsable de llevar a cabo el examen del polvorín, rescatado de los ocho zulos dados a conocer el pasado 8 de abril por la Comisión Internacional de Verificación encabezada por Ram Manikkalingam, el grupo de mediadores delegados por ETA. Tras el anuncio, la policía francesa se trasladó a los puntos indicados y encontró 120 armas de fuego, tres toneladas de explosivos y «miles y miles» de detonadores y munición.
Además de no haber encontrado huellas en ninguna de las armas, los agentes encargados del análisis han percibido también que ninguna pistola había sido previamente disparada. Todas eran de primera mano y estaban aún por manipular. Esto lleva a pensar a los investigadores que la banda terrorista podría haber entregado únicamente sus depósitos aún no utilizados, lo que dejaría al margen precisamente los que más interés tienen desde el punto de vista de la resolución de casos aún abiertos, que son todas las armas que ya han usado los terroristas, ya sea para asesinar o para llevar a cabo ejercicios de tiro.
Es, por lo tanto, la sospecha que ya habían expresado estos días algunas víctimas de ETA entrevistadas en diferentes medios de comunicación y que ahora confirman los agentes franceses. La entrega de armas no pasa de ser una escenificación que previsiblemente no servirá para reabrir investigaciones que estaban sin esclarecer, una esperanza que en cualquier caso no estará cerrada hasta que sea analizada la totalidad del arsenal incautado a la banda terrorista.
Las mismas fuentes consultadas aseguran que tanto las fuerzas de seguridad francesas como la lucha antiterrorista española tienen claro que las armas intervenidas representan en torno al 40% de las que tiene la organización. Gran parte de las que aún están en posesión de los miembros de ETA, por lo tanto, serían las que ya han sido usadas por la banda, aunque no se descarta que haya un grupo que —al igual que las entregadas— tampoco haya sido utilizado.
Los propios ‘verificadores’ admitieron durante los días previos a la señalización de los zulos que el supuesto desarme podría no contener todas las pistolas que las fuerzas de seguridad consideran que están en poder de ETA. Justificaron que hay armas cuyo paradero ha podido ser olvidado por los terroristas o que estos ya no controlan, sobre todo después de las continuas detenciones sufridas por la cúpula de la banda en los últimos años, que han conllevado la incautación de todo tipo de material explosivo. Más de la mitad de las 350 armas cortas robadas por la organización en 2006 en Vauvert (Francia), por ejemplo, aún no habían sido localizadas hasta el momento.
Desde que la Guardia Civil y la Policía tuvieron conocimiento de que ETA iba a llevar a cabo esta representación del desarme, la coordinación con la policía francesa ha sido continua y fluida. Ambas partes de uno y otro lado de los Pirineos han estado en constante comunicación, con el fin de tener acceso a la mayor información posible. No ha sido, sin embargo, la actuación policial la única que ha jugado un papel relevante en este proceso.
La Fiscalía de la Audiencia Nacional presentó una denuncia ante el alto tribunal para reclamar las armas con objeto de que estas sean analizadas también por las autoridades españolas al tiempo que la Dirección Adjunta de la Guardia Civil hacía lo propio. Las peticiones fueron aceptadas por el juez Eloy Velasco, quien ayer cursó una comisión rogatoria a Francia en la que solicitaba que la policía gala permitiera a la Guardia Civil acceder a los efectos encontrados en los ocho zulos.
El magistrado reclamó que los agentes del instituto armado pudieran conocer los informes policiales, balísticos, de restos biológicos y de ADN elaborados por sus homólogos galos en relación con el mencionado arsenal. Velasco argumentó que su intención es la de que los Servicios de Información de la Guardia Civil puedan obtener nuevos datos que ayuden a esclarecer los atentados terroristas cometidos en territorio español que aún se encuentran sin resolver.