EL MUNDO, 21/8/11
El portavoz del PNV piensa que el concejal del PP ‘se lo estaba pasando pipa’
Añade que lo ve ‘comprenisble’ no como la actitud de Basagoiti en Vitoria
Recuerda al líder del PP vasco lo ocurrido con Iturgaiz en 1996
El senador del PNV Iñaki Anasagasti ha calificado de «mentira» las afirmaciones del concejal del PP en San Sebastián Ramón Gómez en las que afirmaba que durante el brindis con el alcalde de la capital guipuzcoana, Juan Carlos Izaguirre, «le estaba reclamando no sé qué de las banderas».
En un artículo publicado en su blog, Anasagasti ha señalado que el concejal del PP «se lo estaba pasando pipa» durante el brindis con el primer edil donostiarra, algo que ha calificado de «comprensible».
«No me creo nada de la justificación que ha dado diciendo que le estaba reclamando no sé qué de las banderas. Mentira. Se lo estaba pasando pipa y además es comprensible«, ha manifestado.
A su juicio, «no se puede ser tan ridículo como Basagoiti llamando proxeneta a Garitano un día, no dando la mano en la bajada del Celedón a Izaguirre otro y diciendo estupideces cada segundo y luego convivir con gente normal».
Asimismo, ha instado al presidente de los populares vascos a que cuando afirma que no permitirá que Mariano Rajoy, en caso de ganar la elecciones, le haga a él lo que Zapatero le ha hecho a López con el PNV«, recuerde la situación vivida hace años por Carlos Iturgaiz.
«Recuerde Basagoiti, lo que decía Iturgaiz, instigado por Mayor Oreja cuando el PP gobernaba en Madrid en 1996 .‘Mientras a nosotros nos matan Cascos cena kokotxas en Sabin Etxea’. Pues claro», ha manifestado.
Por último, Anasagasti ha evaluado la estancia del Papa en Madrid, viaje que, en su opinión, «lo puede rentabilizar en la casilla de los éxitos» el cardenal Rouco Valera.
«Ha tenido además acompañamiento de una radicalidad marginal llamada laicista que al pasarse siete estaciones ha hecho bueno su gran montaje. No se puede andar por la vida desde una ínfima minoría en la calle, aunque no en la sociedad, tratando de extorsionar a unos peregrinos que de buena fe y creyendo en lo suyo y sin meterse con nadie se reúnen en un país cada cierto tiempo. Se puede discrepar, pero no de esta manera tan cutre y perdiendo toda la razón«, ha indicado.
EL MUNDO, 21/8/11