- El momento más aterrador de la entrevista: Sánchez ha dicho que convocar elecciones sería “hacerle perder el tiempo a los españoles”.
1. El mito de la disponibilidad periodística de Pedro Sánchez
Pedro Sánchez ha empezado su monólogo (todas las entrevistas del presidente son un monólogo en el que no responde de forma recta a una sola de las preguntas del entrevistador, por muy angelical que sea esta) reivindicando su total disponibilidad para la prensa, a pesar de llevar más de un año sin conceder una sola entrevista.
No digamos ya una entrevista a un medio crítico.
Sánchez podría haber dicho en cambio, sin faltar a la verdad, que concede pocas entrevistas, pero siempre a medios críticos… con la oposición.
Que la entrevista haya coincidido además con el estreno de Pepa Bueno no es casualidad, sino cálculo político. La sincronización demuestra la descarada instrumentalización de RTVE como plataforma gubernamental.
Los ciudadanos financian con sus impuestos un canal de propaganda personalizada, TelePedro. Ese es el resumen.
2. El cambio climático como paradójica cortina… de humo
Esgrimir amenazas abstractas, vaporosas y cuya solución no depende de uno, sino de la conjunción astral de las voluntades de doscientos gobiernos internacionales, permite gastar tiempo de entrevista sin hablar de los problemas reales, tangibles y que sí está en la mano de Pedro Sánchez solucionar.
Pero se equivoca el líder socialista si cree que el cambio climático, Greta Thunberg y los ataques contra las comunidades del PP harán que los españoles se olviden de su horizonte judicial, pero sobre todo del asunto (la prostitución) que está carcomiendo su principal nicho de votantes (las mujeres).
3. ¿32.000 millones en qué?
Sánchez ha mencionado los 32.000 millones presuntamente invertidos por su Gobierno en combatir el cambio climático. Pero lo ha hecho sin desglosar una cifra en la que, intuyo, el presidente debe de incluir hasta el coste del aire acondicionado de la Moncloa, si es que no se está inventando directamente la cantidad.
¿32.000 millones en lucha contra el cambio climático? Muchos millones son esos.
Ironía aparte, culpar a «algunas administraciones» (léase al PP) por los incendios ignora que la coordinación nacional es responsabilidad gubernamental, no una excusa para desviar culpas.
4. Un aspecto demacrado
Los planos cortos han revelado un Sánchez visiblemente agotado y que ni siquiera el maquillaje ha logrado camuflar, un detalle que subraya el desgaste de su mandato.
Si ese es el rostro oficial del presidente, no quiero ni imaginar cómo debe ser el del retrato de Dorian Gray que Sánchez debe esconder en algún rincón de la Moncloa.
5. Corrupción en el PSOE: negación selectiva
Sánchez ha insistido en su ignorancia sobre la trama de Ábalos, Koldo y Cerdán, posicionándose como víctima de ella.
Esta falacia de la inopia choca con su rol como secretario general del PSOE.
Argumento en contra: su «contundencia» sólo llegó tras las revelaciones periodísticas acerca de la corrupción de sus colaboradores más cercanos, no por iniciativa propia, lo que cuestiona la vigilancia interna del partido.
Pedro Sánchez en La 1 de TVE
Pedro Sánchez en La 2 de TVE
Pedro Sánchez en el Canal24H de TVE
Pedro Sánchez en RTVE PlayEsta debe ser la pluralidad que prometía el Gobierno de España.
Le falta presentar El Hormiguero y hacer de concursante en Forjado a Fuego.#PedroSánchezRTVE pic.twitter.com/7gYzhcoPvV
— Nicolás Bolivariano (@NicoBolivariano) September 1, 2025
6. La reflexión sobre dimitir, un drama calculado
Sánchez ha admitido haber considerado la dimisión, pero haber llegado a la conclusión de que España le necesita porque él “encarna” un proyecto que no tiene alternativa.
O él o el caos.
Esta retórica mesiánica ignora, claro, que la democracia no depende de un solo hombre.
La ironía es que el mismo que criticó a Rajoy por no dimitir cuando carecía de la mayoría para aprobar los Presupuestos anuncia ahora sin pudor que prorrogará los suyos por tercera vez, priorizando su permanencia sobre la estabilidad institucional.
7. Financiación ilegal: incompatibilidad absoluta
Sánchez ha negado cualquier posible financiación irregular en el PSOE afirmando su “incompatibilidad” con la corrupción.
Esta autodefensa choca con la realidad y es el mayor de los unicornios que el presidente ha intentado encasquetarle a los españoles durante la entrevista.
Casos como el de su esposa y hermano revelan patrones que exigen algo más que palabras vacías para restaurar la confianza de sus electores.
8. El fiscal general, inocente por decreto
Sánchez ha defendido con contundencia la inocencia de Álvaro García Ortiz, mintiendo al equiparar su caso con un presunto caso de corrupción que afectaría a Ayuso por no se sabe qué culpa in copulando de la que no se tenía noticia en el Derecho comparado hasta el hallazgo conceptual del presidente.
Sánchez, de hecho, no ha dicho «creo en la inocencia de Álvaro García Ortiz», sino «Álvaro García Ortiz es inocente». Y lo que digan los jueces es irrelevante, porque el presidente es Poder Ejecutivo, Poder Legislativo y Poder Judicial todo en uno. Hasta Nicolás Maduro debe de andar sintiendo envidia ahora mismo.
9. Ataque a los jueces y a la ultraderecha, porque to’es bueno pa’l convento
Sánchez ha despreciado las denuncias contra su familia como «falsas» atribuyéndolas a las ya habituales “organizaciones ultraderechistas”, y ha criticado a los jueces por no actuar en su favor, desestimando cualquier sospecha sobre él, su familia o su partido.
Luego le ha pedido «reflexión» al Consejo General del Poder Judicial, que por lo visto es el que tiene un problema con los casos de corrupción de los que se acusa a la familia del presidente.
No Sánchez, no. El que tiene un problema es el Consejo. Y lo han de arreglar. Rápido.
«Dios dame paciencia porque como me des fuerza les arranco la cabeza» parecía pensar Sánchez a ratos durante la entrevista.
10. Vivienda: andamiajes tras siete años
Sánchez ha culpado de la crisis inmobiliaria al «mercado libre español que no funciona», que es el mercado menos libre y más intervenido de la UE.
Tan intervenido y tan poco libre es el mercado español que hasta se ampara, se protege, se asesora y se financia a los okupas que usurpan las propiedades ajenas, como en la Libia de Gadafi.
Lo cierto es que el mercado inmobiliario español está intervenido hasta el tuétano por regulaciones estatales. Una ironía inescapable en un socialista que ignora cómo sus políticas han exacerbado la escasez de oferta, elevando precios por ley de oferta y demanda, que sí opera.
11. El cupo catalán y la solidaridad invertida
Sánchez ha justificado el acuerdo con Cataluña calificándolo de «solidaridad interterritorial», pese a eximir de dicha solidaridad a una región rica. Sánchez tampoco ve incompatibilidad alguna entre las ideas de izquierdas, igualitarias, que él defiende, y la concesión de privilegios a una comunidad rica en perjuicio de las menos ricas a cambio de su permanencia en la Moncloa.
Porque ahora el egoísmo es altruismo y las gracias hay que dárselas al que se niega a contribuir a dicha solidaridad con el argumento de la excepcionalidad identitaria.
12. Illa y Puigdemont: diplomacia en Bruselas
Sánchez ha calificado la reunión de este martes de Salvador Illa con Carles Puigdemont como protocolaria, pero ha evadido el contexto de las concesiones a un prófugo de la justicia.
Mención aparte merece ese invento sicalíptico que consiste en justificar la reunión con una presunta celebración de la Diada del 11 de septiembre… el 2 de septiembre en Bruselas. Algo que suena a calendario flexible en función de las conveniencias políticas del inquilino de la Moncloa.
13. Pero ¿a quién pretende engañar Sánchez?
Sánchez ha anunciado una tercera prórroga de los Presupuestos, que a fin de cuentas tampoco son por lo visto tan importantes, y ha negado la convocatoria de elecciones con el conocido argumento de que él está bien, y España y los españoles, en consecuencia, también.
14. Impermeable a la vergüenza
Cuando Pepa Bueno le ha puesto el vídeo en el que se le puede ver a él, a Pedro Sánchez, exigiéndole a Rajoy que convoque elecciones, al presidente se le ha escapado una media sonrisa que dice todo lo que uno necesita conocer sobre el personaje. A él eso de la democracia, las instituciones, los ciudadanos y el respeto a la palabra dada le importa tres rábanos.
Y si a ti sí que te importa, pues peor para ti: los tiempos están cambiando, y lo hacen en favor de Sánchez y otros líderes como él.
15. El ego presidencial está blindado contra la autocrítica.
El momento más aterrador de la entrevista: Sánchez ha dicho que convocar elecciones sería “hacerle perder el tiempo a los españoles”. Veremos cuándo considera el presidente que nos conviene votar de nuevo. Habrá que irle preguntando periódicamente.
Los españoles estamos entonces de suerte. Todavía nos quedan dos años por delante para disfrutar de este gobierno en acelerada putrefacción y de la degradación exponencial de la convivencia ciudadana y de las instituciones que con tanto cariño cultiva el presidente.
16. Irrelevancia internacional
Le ha costado, pero Sánchez ha admitido que no fue invitado a la cumbre de los principales líderes europeos en la Casa Blanca para tratar de la guerra de Ucrania. Sánchez se ha arreglado sin embargo para presentar esa marginación si no como algo bueno, si como algo irrelevante.
Ser marginal, en fin, es ventajoso en el mejor de los casos e indiferente en el peor.
17. Open Arms y el Papa: hipérboles humanitarias
“Yo no soy católico, ni practicante, pero escucho al Papa” dice Sánchez. “¿Qué es esto de hundir el Open Arms? ¿Qué va a ser lo siguiente, hacer estallar un avión en Barajas?”.
Esta sarta de barbaridades y de empanadas intelectuales ha salido de la boca de un presidente del Gobierno. Lo recordaremos como uno de los puntos más bajos de la historia de la democracia española.
18. A Sánchez le duele la fruta
Sánchez ha hecho referencia, por dos veces, a la frase de «me gusta la fruta», espoleada por la pregunta más lamentable de Pepa Bueno, la que ha presentado a Sánchez como víctima de una “campaña brutal de deshumanización”.
¿Sánchez, víctima? ¿Este Sánchez? ¿El Sánchez del bulo de la bomba lapa?
¿Y qué campaña?
No hay ninguna campaña. Campaña es la de Sánchez contra los jueces, a los que ha acusado prácticamente de prevaricar (“no hacen su trabajo”).
Y para insultos, la de un gobierno que ha hecho norma de los ataques a la oposición, a los empresarios, los periodistas e incluso los ciudadanos.
¿O hay que recordarle a Sánchez que Óscar Puente, Óscar López o María Jesús Montero existen, tienen boca y la utilizan con licenciosidad?
19. Sánchez sale a la calle, pero en libertad condicional
Sánchez ha dicho que él sí puede salir a la calle sin problemas, pese a las evidencias contrarias. Respetuosamente, esto minimiza el rechazo social que genera Sánchez allí donde va.
Pero la respuesta es muy fácil. Si Sánchez puede salir a la calle sin problemas, ¿por qué no lo hace? ¿Por qué lo evita siempre que puede? ¿Por qué no hay imágenes de esos ciudadanos que presuntamente le aclaman cuando sale a la calle, y sí en cambio de miles, decenas, cientos de miles de ciudadanos pidiéndole a gritos que dimita, que se vaya, que convoque elecciones?
España, en resumen, necesita a Sánchez, sólo que no lo sabe y pide lo contrario.
20. Economía: energía barata y mano de obra extranjera
Pepa Bueno ha dicho tres mentiras en una sola frase: que España crece y que eso se debe a la energía barata y a la mano de obra extranjera.
Las tres afirmaciones son harto dudosas y desde luego muy discutibles, y además incurren en uno de los peores errores en los que puede incurrir un entrevistador: comprar el marco del entrevistado.
Por supuesto, Sánchez lo ha aprovechado.
21. ¿Hasta cuándo sufriremos a Pedro Sánchez?
La gran pregunta de este verano. La que todos los ciudadanos nos hacen a los periodistas por la calle y en las redes sociales.
Tras la entrevista con Pepa Bueno, la respuesta parece obvia: hasta 2027, mínimo. Y ya veremos.
De Sánchez, en fin, no saldremos por el camino de la normalidad institucional. Su supervivencia personal depende de su permanencia en la Moncloa, y si el país se ha de hundir para que él sobreviva, mejor vayan ustedes comprándose un flotador.
Si alguna virtud ha tenido la entrevista de Pepa Bueno a Pedro Sánchez es haber acabado de un plumazo con la peor de las condenas que pesan hoy sobre los españoles: la esperanza.