Las maniobras orquestadas del TC, con mayoría de componentes sanchistas, para exonerar de responsabilidad penal a los condenados por el escándalo de los ERE falsos –680 millones jamalají-jamalajá que desaparecieron–, han llevado a algunos miembros del PSOE andaluz, directamente, al delirio. Un súbito prurito de ofendiditos ha asaltado el rostro –más duro que nunca– de diversos representantes del socialismo desbancado por las urnas en lo que siempre se consideró su granero electoral. Al igual que ocurre con los golpistas catalanes, ahora va a haber que pedir perdón a los socialistas que orquestaron un fraude masivo en Andalucía que, sentencia tras sentencia, se nos ha venido desvelando a quienes resultamos los paganos, es decir, a los ciudadanos. Independientemente de que el TC, los pumpidos en conjunto, hayan logrado librar de las penas a los culpados pero no borrar los hechos, que son los que son, el corpus socialista se ha propuesto reescribir el presente merced a unas actuaciones del tribunal colindantes con la indecencia. Así, hace un par de días la portavoz socialista en el Parlamento andaluz, Ángeles Férriz, calificó de ilegítimo de origen al primer Gobierno de Juanma Moreno por haberse formado con el apoyo externo de la «extrema derecha». Es decir, exhibiendo el descaro común con el que está actuando el socialismo patrio, acusó a los andaluces de haber votado ilegitimidades, ya que la campaña popular utilizó la argumentación de que los anteriores gobiernos socialistas habían cometido graves delitos y que éstos habían acabado en diversas y contundentes sentencias. Los andaluces, a decir de esta portavoz, deberían saber que es ilegítimo votar cualquier cosa que no sea el PSOE, pero aun así se han empecinado en la irresponsabilidad de dar aún más mayoría al Gobierno tachado de ilegítimo, lo cual pone a tiro la deducción que retrata a la cúpula socialista de esta comunidad: una pérdida absoluta del sentido de la realidad.
Recreándonos en la declaración de la portavoz, cabría comenzar con el juego de los contrastes. Si el Gobierno de Moreno es ilegítimo de origen, ¿qué cabría decir del Gobierno de Pedro Sánchez? El sanchismo alcanzó el poder mediante una moción de censura que se basó en una frase golfa incluida en la sentencia de la Gurtel que después hubo de ser retirada por improcedente. Por demás, sus apoyos no fueron equiparables a esa ‘extrema derecha’ que conforma un partido respetuoso con la Constitución: a Sánchez le apoyaron los antiguos colaboradores de ETA y los gestores del golpe de Estado practicado desde las instituciones catalanas antes de ser intervenidas por el artículo 155, gracias, también, al apoyo del mismo Sánchez. ¿Cuál de ambos gobiernos carga con una mayor dosis de ilegitimidad?
Alguien debería empezar a considerar la oportunidad de plantear una denuncia por prevaricación contra el TC. Alguien solvente, recalco, con prestigio, sin aspavientos. Hubo fraude, pero nadie lo hizo. Robaron, pero no hay culpables. Ese relato no se debe consentir.