LIBERTAD DIGITAL 06/05/16
«Al final van a quemar todos los puentes», afirmaba premonitoriamente Albert Rivera a primera hora de este jueves en una entrevista televisiva sobre la relación de Ciudadanos y el PP, en el peor momento desde que los centristas se han consolidado como una de las principales fuerzas políticas españolas. Pocas horas después se certificaba el anunciado fin de una de las varias e importantes alianzas que centristas y conservadores mantienen a nivel autonómico y local, pues los votos del grupo naranja en el Ayuntamiento de Granada, que lidera Luis Salvador, servían para hacer alcalde al socialista Francisco Cuenca, poniendo fin definitivo al Gobierno municipal de los populares, herido de muerte el pasado 13 de abril tras la detención del alcalde, José Torres Hurtado, y su concejal de urbanismo, Isabel Nieto.
Por si eso fuese poco, la primera reunión de todos los partidos políticos celebrada en el Congreso para acordar una reducción de los gastos electorales hacía que las chispas volviesen a saltar entre ambas formaciones. El vicesecretario de organización del PP, Fernando Martínez Maillo, llegaba a tachar de «ilegal» una de las propuestas principales de Ciudadanos, que defendía el número dos centrista, José Manuel Villegas: el buzoneo o mailing único con las papeletas de todas las formaciones políticas. Los populares rechazaban igualmente la reducción de un 50% del límite de gasto planteada por Ciudadanos y las discrepancias entre ambos volvían a surgir por la cuestión de los debates, donde la presencia de Mariano Rajoy sigue sin estar confirmada. Villegas dejaba claro que no aceptarían, como en diciembre, debatir con dirigentes distintos al líder del PP: «Nuestro número uno no va a debatir con los números dos o tres de otros partidos».
El propio Maillo criticaba duramente a los centristas por su cambio de alianzas en Granada, donde Podemos también ha sumado para el cambio de alcalde, y afirmaba que eso incumplía el compromiso de Rivera de «dejar que gobierne la lista más votada», un aserto que que nunca estuvo en su boca durante la campaña, donde insistió en la naturaleza parlamentaria del sistema político español. Villegas replicaba poco después mostrando «orgullo» por la actuación de Luis Salvador y recordando la corrupción que afecta al anterior equipo del consistorio andaluz.
Girauta compara a Rajoy con Arias Navarro
Con el ambiente así de caldeado -aunque en realidad las relaciones se vienen deteriorando desde que Rajoy declinó la oferta del Rey de intentar lograr la investidura- el portavoz parlamentario de Ciudadanos y número uno de la candidatura por Barcelona, Juan Carlos Girauta, arremetía contra el presidente del Gobierno en funciones en una comida-coloquio organizada por la Fundación Catalunya Societat Civil en el Cercle del Liceu de Barcelona, donde, según recoge EFE, se mostraba igual de rotundo al afirmar que «no se puede prescindir del PP» si se quieren acometer las grandes reformas en España, como al denunciar que Rajoy está «incapacitado» para liderar «una nueva era en la política española», al igual que «la Democracia no se podía instaurar con Arias Navarro«, afirmaba aludiendo al primer presidente del Gobierno tras la muerte de Franco.
Durante los cuatro meses de fallida legislatura, la brecha entre ambas formaciones no ha hecho más que crecer. Los abucheos de la bancada popular han sacado literalmente de quicio a Rivera, quien ha llegado a decir que ni en el Parlament había recibido tanto desprecio de los nacionalistas. Uno de los pocos que le escuchó en actitud respetuosa fue Pablo Casado, para quien en privado, y cada vez más en público, los dirigentes de Ciudadanos tienen buenas palabras.
La evidencia de la falta de sintonía entre Rivera y Rajoy quedó de manifiesto el pasado lunes en la sede de la Comunidad de Madrid -institución que preside Cristina Cifuentes gracias al apoyo de Ciudadanos- donde ambos coincidieron a escasos metros durante la celebración del día autonómica y ni se dirigieron la palabra. A un mes de que arranque una nueva campaña, la tensión ha llegado a un grado máximo, y precisamente el contexto de precampaña no parece que vaya a actuar de lenitivo. Muy lejos quedan ya los días de 2015 cuando muchos actores políticos y mediáticos acusaban a Ciudadanos de ser la «marca blanca» del PP.