EL MUNDO – 29/07/16
· La canciller alemana descarta un cambio en su política de asilo tras los últimos ataques.
· Alemania se enfrenta a un nuevo reto: conjugar la integración de los más de un millón de refugiados llegados el último año con la seguridad de sus ciudadanos frente al terrorismo.
Ayer, la canciller alemana, Angela Merkel, confirmó este complejo escenario en su primera y esperada intervención en público tras los tres ataques de los últimos días, dos de ellos perpetrados por solicitantes de asilo y reclamados por el Estado Islámico.
El país germano está «en guerra contra el Estado Islámico», pero no está «en ninguna guerra contra el islam», aseguró Merkel.
Tras condenar los ataques de Würzburg, Múnich y Ansbach, la mandataria dijo que los dos refugiados que atentaron con motivo islamista «se burlaron» del país que les da acogida, de las organizaciones de ayuda y de otros refugiados que realmente buscan protección contra la guerra y la violencia y que quieren vivir en paz.
Merkel admitió que Alemania se enfrenta a una nueva dimensión de amenaza terrorista y presentó un programa con varias iniciativas. Entre ellas, mejoras en el registro de los refugiados y un sistema para detectar posibles radicales violentos. «Los terroristas solitarios que no están identificados por las autoridades representan una nueva amenaza», argumentó.
También habló de reforzar las dotaciones para combatir el terrorismo a nivel europeo y controlar el intercambio de armas en la darknet (red oscura). Las investigaciones arrojaron que el asesino de Múnich adquirió las armas en el mercado negro paralelo a internet.
La política conservadora se comprometió también a agilizar las expulsiones de los refugiados que comentan actos delictivos o que no sean amparados por el derecho de asilo.
La tradicional rueda de prensa de verano de la canciller suele producirse antes o después de la pausa de estío. Sin embargo, en esta ocasión Merkel se vio obligada a interrumpir sus vacaciones en el norte de Alemania y adelantar un mes su comparecencia ante la excepcional situación tras los últimos ataques.
El debate que se vive estos días en Alemania gira en torno al ataque cometido en un tren cerca de Wurzburgo por un menor refugiado afgano, que hirió a cinco personas con un hacha y un cuchillo antes de ser abatido por la policía, y a la bomba que detonó el domingo en Ansbach un solicitante de asilo sirio de 27 años, que murió en la explosión e hirió a 15 personas.
Antes de la rueda de prensa había gran expectación por conocer la reacción de la canciller a las críticas de sus socios de la Unión Social Cristiana (CSU) de Baviera. El Land sureño, que ha sido azotado por los primeros atentados reivindicados en el país por el Estado Islámico, fue la vía de entrada de la mayoría de los refugiados en el último año. Su primer ministro, Horst Seehofer, no dudó en relacionar los ataques con la ola de solicitantes de asilo y exigió a Merkel un cambio de rumbo en su política de puertas abiertas con los refugiados.
Pero la mandataria no se doblegó ante el fuego amigo y descartó cambios de calado en materia de asilo. «Hace 11 meses dije que superaremos el reto de la crisis de refugiados. Y hoy lo vuelvo a decir. Nos mantenemos en nuestros principios», dijo Merkel, que volvió a mostrarse convencida de que el país conseguirá afrontar con éxito este «reto histórico». La política conservadora se reafirmó en su célebre frase: «Wir schaffen das» («Lo vamos a conseguir»), que tanto juego ha dado tanto a sus partidarios como a sus detractores. «Hemos avanzado mucho en estos meses», subrayó.
Merkel lamentó la «inseguridad generalizada» que han provocado los últimos atentados, aunque hizo hincapié en que la responsabilidad del Estado es hacer «todo lo humanamente posible» para incrementar la seguridad. La clase política, recalcó, no puede actuar desde el miedo y debe garantizar que la dignidad humana es inviolable. La obligación de todo poder público es respetarla y protegerla, dijo Merkel aludiendo al artículo 1 de la Constitución alemana.
En un nuevo gesto de fortaleza, la democristiana negó que esté atravesando su momento más difícil y no se pronunció sobre la posibilidad de optar a una nueva reelección a la Cancillería en 2017, dejando que el misterio continúe.
EL MUNDO – 29/07/16