EL MUNDO 05/12/14
SANTIAGO GONZÁLEZ
Habíamos llegado a Nochevieja con inauguración presidencial del eterno último tramo de la autovía del Cantábrico, esos pocos kilómetros que no llegó a terminar Cascos. Claro que más vale tarde y en este año, tan electoral, los presidentes autonómicos se aprestan a convertirlo en una eterna campaña de inauguración con el fin de mostrar al personal votante la sonrisa institucional.
Ahora practiquen un poco esa virtud tan escasamente humana de la empatía, pónganse en la piel de Juan Vicente Herrera, un suponer, y piensen en cómo se tomarían las últimas resoluciones del Consejo de Política Fiscal y Financiera celebrado en la víspera de Nochebuena. Herrera ha tardado más y por eso se vino cociendo en su propio jugo antes de estallar: «Estoy muy cabreado».
La consejera de Castilla y León en estos asuntos, Pilar del Olmo, decía llena de sentido común que con el trato que da Montoro a las incumplidoras, todas se van a echar al monte a incumplir como locas. Fue la misma Del Olmo la que expuso el agravio comparativo entre lo que iba a recibir Cataluña y los 100 millones que le iban a tocar a su comunidad. Antes, incluso, en la reunión de coordinación de todos los consejeros populares había expresado su queja el consejero del ramo en la Comunidad de Madrid: «Le dais 1.200 millones a Cataluña y a nosotros 20. ¿Cómo explico yo esto a los madrileños?».
Se lo explicará mal, porque con 20 millones poca cosa se puede inaugurar, y siempre se ha dicho que obras son amores, pero no cabe duda de que no parece muy lógico –ya de justicia ni hablamos– que las comunidades que se han esforzado en cumplir sus compromisos sin necesidad de acogerse al Fondo de Liquidez Autonómica sean penalizadas por esta circunstancia.
No es lógico. A veces da la impresión de que la única actitud que el Gobierno considera positiva ante el secesionismo catalán es mostrarles una sonrisa contemporizadora, la que Miguelito, el amigo de Mafalda, va enseñando a cuantos se encuentra, sin conseguir gestos recíprocos, para concluir: «Es inútil. Nadie parece advertir espontáneamente que soy un buen tipo». Un dato que resulta de una elocuencia notable es que entre todos los consejeros autonómicos de
Hacienda el más satisfecho era Andreu Mas-Colell, que en principio manifestó que «es positivo» y «está bien», aunque todavía no pudiera hacerse una idea cuantitativa de lo que les va a tocar.
Sin embargo, uno no se imagina a los Mas mostrándose satisfechos con la nueva entrega: hay que ver, lo equivocados que estábamos y lo buenos tipos que son estos de Madrit. Muy al contrario, sacarán la conclusión de que da gusto apostar con los españoles: si pierdes, ganas, y si ganas, con mucha más razón.
Las críticas de Herrera han sorprendido en Génova y ahora se disponen a acordar unas pautas de financiación autonómica y municipal, que permitan resarcir a las quejosas, gracias al aumento de la recaudación. Que estamos en año electoral y a ver estas misas (y estas inauguraciones) quién las paga.