FUNDACIÓN PARA LA LIBERTAD – 19/06/16 – JAVIER ELORRIETA
· La legislatura de Rajoy con una mayoría absoluta en el Congreso y en el Senado, a la que había de sumar un poder institucional en ciudades y autonomías muy extenso, fue el resultado, entre otros, del desastroso septenato de ZP. Y de la necesidad sentida de muchos votantes, entre los que me encuentro, de hacer políticas de Estado, de no depender en la gobernabilidad de España de los que desean su división, de secesionistas, nacionalistas o pintorescos regionalistas, siempre hipotecando un programa nacional de libertad e igualdad entre ciudadanos.
Sorprendentemente, ganadas las elecciones, con una disponibilidad institucional para acometer las reformas de mejora, se modifican los elementos programáticos electorales en el ámbito más inmediato, el impositivo. Ciertamente motivos había, pero la explicación política, salvo el recurso, cierto, de la herencia recibida, careció de dos aspectos. Clarificación a la opinión pública y compensación de ahorro en el gasto público institucional innecesario, lo que se viene definiendo como la “burbuja política”, lo puramente clientelista.
Falta de discurso, lo que fomenta que las obligadas y racionales políticas de austeridad pivoten en el sector privado fundamentalmente y una errónea y disparatada política de comunicación (más bien de no comunicación) que hace de un concepto positivo, por necesario y real, de valor, especialmente cuando no hay recursos o son escasos, que es la austeridad, se convierta en un espantajo al servicio del populismo más arruinador en el uso y abuso del concepto demagógico de “austericidio”. El incremento del déficit y la llamada de atención con amenaza de multa por las autoridades de Europa dan en gran medida el saldo de ésta política
Omito la inmensa variable de la corrupción, más generalizada y estructural de lo que se admite y que ha ocupado, y sigue, toda la legislatura. De la que el Presidente en funciones tiene una enorme responsabilidad, por más epítetos de inquisidor que lance.
Al muy poco tiempo de comenzar el mandato, la opinión pública, y no sólo en Andalucía, comienza a visualizar la falta de coraje político, y el resultado electoral fue para el PP menor del esperado. Ocultando la falta de voluntad política al estirar groseramente y sin explicación los tiempos para definir la política presupuestaria y fiscal. Actitud que ha sido la misma en toda la legislatura. Resumida en aquella definición de “parece que hay una Secretaría de Comunicación, que aconseja no comunicar”. Política a la que se acusa en gran medida del resultado de cómo una mayoría absoluta que queda devaluada hasta límites incomprensibles y que ahora, tras el desastre de su gestión política, los mismos, tras perder millones de votos, reclaman para ellos el voto útil. Al que se han sumado gentes diversas, desde quien evidentemente lo hace por sentimiento de deuda personal (colocaciones, prebendas, remuneraciones y licencias) a gente sensata. Ciertamente hay algo de comicidad oculta en este drama.
En otro orden de la política habrá que resaltar la política de anulación del movimiento cívico democrático en España que ha llevado acabo este gobierno. Ese movimiento que pedía acuerdos de Estado de los partidos nacionales, muy críticos con las políticas del PSOE y ZP. Baste recordar el peregrinaje por los despachos de Estrasburgo, intentando frenar el compromiso de ZP con ETA-HB de conseguir que el marco institucional europeo, aprobara su nefasta política de negociación.
Pues bien, ese movimiento cívico, al que ZP no se atrevió a dejar en la indigencia, aunque rebajó sustancialmente su apoyo presupuestario fue liquidado por el gobierno del PP. Tal vez alguien considere razonable apelar a la utilidad del voto para quien ha traicionado, y utilizo con absoluta corrección el término, tus expectativas y las ha liquidado. Oigan, pues los hay.
Así las organizaciones de Víctimas del terrorismo quedaron malparadas, pero el soporte cívico constitucional, que daba aliento político en la defensa del proyecto democrático nacional por el que fueron perseguidos y asesinados, quedaron totalmente anuladas por el Gobierno de Rajoy.
El desencanto y apartamiento de de diferentes personas del PP, especialmente en el País Vasco, el surgimiento de VOX; posicionamientos desde Vidal-Quadras a Cayetano González; la Red Floridablanca……y algunas cuestiones que por discreción me guardo, ha sido el magnífico resultado de la impecable gestión política del que dice que sólo el voto a ellos es el útil.
Todo eso mientras las administraciones secesionistas en Cataluña y País Vasco daban un soporte más que generoso a los movimientos secesionistas como ANC, Omnium Cultural; Udalbiltza y decenas de ellos parecidos.
¿Qué ha pasado después del 20D?
Rajoy dice no poder formar gobierno, aunque genéricamente su propuesta es un acuerdo con el PSOE y además con CS. Para darle mayor consistencia. Pero una de las mayores críticas es a Cs. Por llegar a acuerdos con el que el PP dice querer acordar.
C’s consigue acuerdos, tras el encargo del Rey a P. Sánchez para formar gobierno, que es el partido con el que Rajoy dice querer pactar, pero le echa en cara que pacte C’s. Especial paradoja dada la endemoniada situación que da el resultado electoral, a pesar de explicar que por responsabilidad tiene que modificar su posición de que no gobernaría con ninguno de los dos, consigue conjurar el peligro de acuerdo de gobierno con Podemos y el apoyo expreso o tácito de los separatistas, como apuntaban los gestos de prestar senadores a nacionalistas y secesionistas en el Senado y el intento, frustrado por C’s de incorporar al PNV en la mesa del Congreso, negociación que era la expresión de quién era útil en aquel carajal. Ese acuerdo ayudó a librarnos del pacto con la Confederación de Podemitas y el visto bueno de secesionistas varios.
Son varias las fuentes que confidencialmente aseguran que el PP (Rajoy y su equipo) estaba por unas nuevas elecciones. Conseguir la gobernabilidad sobre el formato básico de la transversalidad constitucional sólo se ha esforzado realmente C’s. Tal vez con el error de no conseguir que se visualizara en la opinión pública la negativa del PP a negociar con ellos sobre la base de propuestas programáticas, soslayando la condición que presentaban como primera e inexcusable, la de Rajoy presidente, solapada por el empecinamiento de P. Sánchez de meter en el saco de la negativa a Rajoy al PP en su conjunto. Y minimizando además algo de primordial importancia: Que formalmente no era el encargado por el Jefe del Estado.
Pero hay un hecho en el parlamento que es definitorio para calificar no sólo de error sino puramente repulsivo, que es el que protagonizó la mayoría de la bancada que dirige Rajoy. El espectáculo de una gran parte de esa bancada insultando y abucheando a Rivera por usar brevemente el catalán para defender la soberanía del conjunto de España y dar el contrapunto a los que usaron el catalán, el gallego y el vascuence para defender el secesionismo con el silencio reverencial de esa misma bancada. Eso sí es de una dimensión política que merece el rechazo absoluto y tiene una dimensión muy por encima de nimiedades, que en algunos casos se han artificializado en gravedad hasta el esperpento en su tratamiento informativo, para desacreditar a C’s.
Hay algo que es de antes del 20D, pero que tiene relación con la posición más explicitada sobre la contestación a Rajoy. Supongo que en la posición de Rivera entra la más que sospecha de que Rajoy tiene demasiadas servidumbres, lo que él llama “un presidente del gobierno con las manos atadas”. Y tiene que ver de dónde hasta ahora ha desarrollado su labor política, que es Cataluña. A nadie se le escapa, al menos a los informados, que la posibilidad de haber desbaratado el proceso secesionista con la actuación de la fiscalía anticorrupción, sobre informes disponibles, contrastados e incontestables, sobre la corrupción en Cataluña podía haber dado un vuelco arrollador al “Pruces”.
La atonía del gobierno , supongo, que soporta el criterio de que Rajoy está inhabilitado por servidumbres varias y viejas, lo que coloquialmente se define como tener rabo de paja, para poder realizar una política de reformas ante los ojos de quien ha puesto sobre el tapete del discurso la imputación de su partido en asuntos judicializados y la situación personal del Presidente del Partido en alguno de ellos.
Por otra parte, si nos atenemos a los resultados anteriores, a las encuestas, a la situación del PSOE en crisis, sólo es posible un gobierno de reformas de transversalidad constitucional si Rajoy no se empeña en que tiene que ser el Presidente. ¿Volver a unas terceras elecciones? Lo dudo. Tenía razón Ignacio Camuñas en su propuesta, inmediatamente visto el resultado del 20D. Rajoy y Sánchez deben dimitir y los tres partidos llegar a un acuerdo de gobernabilidad y reformas y eso requiere nuevos protagonistas y se puede hacer respetando la proporcionalidad de voto de cada uno.
FUNDACIÓN PARA LA LIBERTAD – 19/06/16 – JAVIER ELORRIETA