Amparo Rubiales, presidenta de los socialistas sevillanos, ha tildado de “judío nazi” a Elías Bendodo, coordinador general del PP. Viendo el escándalo que ha provocado tamaña enormidad ha salido corriendo a decir que no, que no tiene nada contra de los judíos, que está en contra de los nazis. Pero don Elías, precisamente, es judío. El político popular es hijo de familia judía sefardí. Que Rubiales diga ahora lo que sea es baladí. Sabía que llamaba judío de manera peyorativa a Bendodo. Para la presidenta del PSOE sevillano es lícito atacar a un adversario llamándole judío y, además, nazi. Como si el pueblo hebreo no fuera la obsesión enfermiza de esa monstruosidad llamada nacional socialismo. La banalización de Rubiales ha producido este monstruo. Ya saben lo que sucede cuando la razón duerme.
Admitiendo que fuera un calentón en Twiter, donde la zurda está cada vez más desatada debido al nerviosismo, la frase es inaceptable para cualquier persona decente. No quiero ni pensar lo que hubiese pasado si alguien de VOX o del PP hubieran llamado judío nazi a un alto cargo del PSOE o de Podemos. “¡Fascistas, ultra derechistas, alerta facha!” estarían desgañitándose, Rubiales la primera. Y tendrían razón, porque si lo único que puedes decir de alguien es que es judío mal van las cosas. El PP exige el cese inmediato en sus cargos de la insultante y la ACOM, Acción y Comunicación sobre Oriente Medio, asociación punta en la denuncia de comportamientos antisemitas, así como la Plataforma Contra el Antisemitismo han elevado su voz para denunciar lo que es un delito de odio de libro. “Hediondez moral”, decía ACOM; “Deleznable”, señalaba la Plataforma.
Sin prejuzgar las intenciones de quién lo dijo y el grado de su simpatía hacia Israel, deberíamos reflexionar sobre algo que alguna vez he comentado. La izquierda española es pro palestina, pro marroquí, pro Libia y Siria en sus épocas, pro Irán. A los judíos y a Israel los califican de ocupantes en una tierra que no es la suya, de asesinos de niños, de estado terrorista, de opresor de los palestinos y de fascistas. Recordemos que en Sumar están metidos Manuel Pineda, partidario de organizaciones terroristas palestinas o Enrique Santiago, líder del PCE, que ha banalizado la Shoah.
Aquellos a los que la palabra fascista no se les cae de la boca al hablar de populares, y ya no digamos de VOX, pasándose el día apelando a cordones sanitarios y a ilegalizar partidos perfectamente constitucionales
Rubiales militó hasta 1982 en el Partido Comunista, donde se han calafateado esas fobias que muchos creen más propias de señores con uniforme y correajes, desconociendo los pogromos que Stalin llevó a cabo en la extinta URSS o la cobertura que tanto comunistas como socialistas han dado en estos últimos cuarenta años a organizaciones como la OLP. No es una exageración decir que existe ese sentimiento antisemita en una izquierda que, repetimos, está desbocada ante el cataclismo que acaba de sucederles en las municipales y autonómicas y que intuye lo que ha de pasarles en las generales. Sépanlo aquellos a los que la palabra fascista no se les cae de la boca al hablar de populares, y ya no digamos de VOX, pasándose el día apelando a cordones sanitarios y a ilegalizar partidos perfectamente constitucionales. No escucharan a ninguno de los dirigentes de ambas formaciones decir enormidades como la dicha por esta provecta dama. Judío y nazi. Ahí es nada.
Señor Bendodo, hermanos judíos, querido pueblo de Israel, os traslado todo el cariño y afecto que, no lo dudéis, sentimos los españoles hacia vosotros. Dijo el Rabí Feldman “La Shoah muestra lo que puede hacer un ser humano cuando permite que la bestia que todos llevamos dentro lo controle”. Nunca más. No lo permitamos. Nekam Adonai. Shalom.