- Quéjase Antonio al ser calificado de autócrata por considerar el término ofensivo. Nos ha salido fino, el chiquillo
Ahí está: Antonio I el Autócrata, Caudillo de la España Sostenible, de Género, Progresista y Sin Necesidad de Prelavado por la gracia de comunistas, filo etarras y golpistas lazis. Exige el munificente prócer que se retire del acta del congreso la palabra autócrata que le ha espetado, cortante como el shuriken de un ninja, don Santiago Abascal, sin anestesia ni aviso previo de corte de suministro. El monarca Antonio afirma que tal adjetivación no cabe en un debate que se precie que no pretenda faltar a la verdad y sin insultos. Manda huevo de avestruz. Y lo dice él, que se pasa el día llamando a VOX de todo menos bonito. Sucede que a Antonio I, también conocido como Pedro Bello o Miraditas Sánchez – se lo pueden preguntar a la presidenta Batet -, le molesta la comparación de Su Augusta Persona con la del dictador Vladimiro Putin. Acabáramos. Ser tachado de autócrata sería lo de menos, porque igual Antonio ni sabe qué significa; lo que le cabrea es la comparación putinesca, ese pájaro que va por la vida invadiendo países pacíficos, inyectando polonio en sus adversarios, encarcelando a ancianas por protestar o metiendo pócimas en las bebidas de los negociadores ucranianos.
Su Majestad Antoniana, piensa, es de todo menos autócrata. Podrá ser burócrata, timócrata, plutócrata, pelmócrata, aristócrata o incluso churrócrata, pero autócrata jamás de los jamases. Y es que como muchos saben, e ignora Adriana Lastra, el sufijo -crata proviene del griego kratos y significa poder o fuerza vinculado a los seguidores de un determinado sistema de gobierno. Así, el churrócrata defendería gobernar a base de cometer churro tras churro, el timócrata lo propio pero con distintos timos, el pelmócrata defendería dar la paliza a sus compatriotas – véanse las comparecencias de Antonio durante el confinamiento – y etc. etc. La opinión que Antonio tiene de sí mismo, que parece bastante elevada, le impide aceptar que Abascal, líder de la tercera fuerza parlamentaria, utilice el sufijo de marras y venga a decirle en culto a Sánchez lo que todos pensamos en román paladino, a saber, que Su Augusta Persona aglutina todos los ingredientes necesarios para ser un perfecto dictador. Porque lo que le molesta a Antonio I el autócrata no es que en el Diario de Sesiones conste esto o aquello, no. Lo que le molesta es el parlamento, tener que ir a rendir cuentas, que exista alguien que no le dé la razón o no tenga que callarse porque depende de la subvención gubernamental. A Antonio I solo le acomodan los sindicatos amancebados con el erario público, los medios comprados por la publicidad institucional, los apoyos políticos comprados a base de vender el territorio nacional a terroristas y golpistas. En resumen, le molesta la democracia parlamentaria, la Corona , la Constitución, y, si mucho me apuran, España. Lógicamente, le debe irritar el colodrillo que alguien le diga lo que es a la cara y que, encima, se ponga negro sobre blanco.
Es lo que tiene la autocracia, la partitocracia, la antidemocracia y la enchufocracia. No soportan que se les definan como lo que son, el cáncer de la libertad, del progreso y de la Nación. Ah, y la inflación es fascista, que lo sepan.