Jon Juaristi-ABC

  • Contra la Constitución, la Generalitat ha elegido el ‘apartheid’, y el sanchismo, como siempre, el deshonor

¡Por supuesto que el castellano (es decir, el español) no está amenazado en Cataluña! ¿Cómo va a estar amenazado -entiendo que de extinción- cuando los catalanes, ‘indepes’ incluidos, lo necesitan mucho más que el catalán? Con el español en el País Vasco pasa exactamente lo mismo, y en Galicia y en Asturias. Con el español vas hoy a todas partes; con el catalán, el vascuence, el gallego y los bables, sólo a sus respectivos parques temáticos, y además con problemas para moverte. Hace bastantes años escribí que donde vivo, en Alcobendas, el eusquera no sirve ni para preguntar la hora, y la chusma abertzale se enfureció y me llamó de todo (en castellano, por cierto), pero no pudieron rebatir el aserto: tendría más probabilidades de hacerme entender por algún vecino preguntándola en jalufo.

O sea que en ese punto Rufián tiene razón. Pero no entiendo qué tiene que ver semejante perogrullada con la inmersión lingüística practicada en las escuelas de Cataluña, que obviamente no es un intento para hacer desaparecer el castellano o español de Cataluña (puesto que los niños catalanes vuelven al español en cuanto salen al recreo, como lo hacen los niños vascos en las ikastolas, y por eso los inmersores ponen policía lingüística en los patios), sino un intento desesperado por parte de los nacionalistas para mantener a un sector de la población descualificado para optar a cualquier opción laboral que rebase las ofrecidas por sus gobiernos de la señorita Pepys. El modelo que siguen es el de la Sudáfrica del ‘apartheid’, donde a la población negra se la sumergía en el ‘afrikaans’, negándole el derecho a una enseñanza pública en inglés, que sólo asistía a los blancos.

También tiene razón la portavoz del Gobierno sanchista cuando afirma que la riqueza de las modalidades lingüísticas es un patrimonio cultural común de España. Por lo menos, así reza el apartado 3 del Artículo 3 del Título Preliminar de nuestra Constitución vigente (yo no lo creo, pero algún pedante lo coló así en el título, y ahí queda eso, aprobado en referéndum). El problema es que la portavoz esgrime el apartado 3 para justificar la desobediencia del Gobierno de la Generalitat, no sólo a la sentencia del Tribunal Supremo sobre la presencia del castellano en la enseñanza pública en Cataluña, sino al apartado 1 del mencionado Artículo 3 de la Constitución, que dice que todo español tiene el deber de conocer el castellano y el derecho a usarlo. Cuando cualquier ciudadano toma posesión de un cargo público, debe jurar o prometer por su honor guardar y hacer guardar la Constitución. Ni la portavoz ni su jefe cumplen lo que juraron o prometieron, pero supongo que no cabía esperar que lo hicieran. Jurar es poner a Dios por testigo y prometer es comprometer el honor personal al cumplimiento de la promesa, y Dios y el honor nada significan para la izquierda en general ni para el sanchismo en particular.