EL MUNDO 22/05/14
· Patearon su coche oficial y le lanzaron botellas tras bloquearlo con maceteros
El PP anunció anoche que presentará una queja formal ante la Generalitat después de que un grupo «de entre 60 y 80 violentos» –uno resultó detenido– la emprendiera a patadas y lanzara piedras y botellas contra el coche del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, tras un acto electoral del partido en Vilanova i la Geltrú (Barcelona).
Según explicaron fuentes del partido, los manifestantes –entre los que se hallaban miembros de la PAH, independentistas y sindicalistas– ya provocaron algunos incidentes a la llegada de la comitiva del PP al acto. Montoro y la líder popular en Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho, pudieron entrar finalmente al recinto, un restaurante de la localidad.
Miembros del partido se pusieron entonces en contacto con los Mossos d’Esquadra, a los que pidieron una salida alternativa para burlar a los violentos. «Había una segunda salida, pero los manifestantes colocaron dos grandes maceteros que los Mossos se negaron a quitar, alegando que ése no es su trabajo», afirmaron las mismas fuentes, que calificaron el dispositivo policial de «insuficiente» y «negligente».
La comitiva popular tuvo que salir por la puerta principal y estuvo bloqueada «durante tres o cuatro minutos» dentro del coche, recibiendo la lluvia de objetos. Otros miembros de la dirección del PP regional tuvieron que quedarse dentro del restaurante más de media hora.
Para el PP catalán, los incidentes de ayer son la culminación de una campaña cada vez más tensa. «Llevamos 14 escraches. Algunos realmente preocupantes, como cuando 50 personas siguieron por toda Terrassa a Arantza Quiroga», la líder del PP vasco, afirmaron.
Además, la tensión y la violencia se repite en otros puntos de Cataluña. En Granollers aparecieron ayer pintadas amenazantes contra los dirigentes del PP. «Os liquidaremos a todos», advierte una de ellas. «Vais a caer todos como Isabel Carrasco», dice otra. Ante la gravedad de los mensajes, la portavoz del PP catalán, Dolors Montserrat, instó a la Generalitat a encontrar a los responsables y reclamó «una condena firme, contundente y conjunta de todas las fuerzas políticas».
Entretanto, el PP trató ayer de tapar el agujero propiciado por su candidato y aún de darle la vuelta a la polémica desatada en torno al machismo. Pero el intento, algo tardío, tuvo un resultado desigual. A sólo cuatro días de la apertura de las urnas, Miguel Arias Cañete marcó la jornada con una explícita petición de perdón que, no obstante, llegaba seis días después de sus «desafortunadas» declaraciones.
«Si he ofendido a alguien, por supuesto que pido disculpas», declaró en la Cope. «Estuve desafortunado en la forma de expresarme. Me expresé mal», fueron las palabras con las que el ex ministro quiso zanjar el asunto, después de haber hablado, la víspera, con la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, y en medio de la crítica soterrada, en el seno de la propia dirección, por su falta de reflejos.
La candidata socialista, Elena Valenciano, aceptó las disculpas desde la Ser, no sin puntualizar que las había hecho tarde y «a la fuerza». Por su parte, el ex ministro no dio explicaciones del porqué de su tardanza. Aseguró que había esperado a tener la primera entrevista en un medio de comunicación de gran audiencia.
Sin embargo, él mismo había suspendido el resto de las entrevistas apalabradas desde el pasado lunes. Lo había hecho con el pleno respaldo de su partido que, no obstante, y conforme avanzaban los días sin que arreciara la tormenta, vio llegado el momento de tomar la iniciativa.
Una doble iniciativa, como se decía antes, porque junto a la petición de perdón, la dirección de campaña contraatacó sacando al PSOE todo un cadáver del armario.
Al día siguiente de que González Pons acusara al número dos de la lista socialista, Ramón Jáuregui, de haber mantenido a Jesús Eguiguren en la presidencia del PSE tras su condena por malos tratos, en 1992, el director de la campaña, Carlos Floriano, emplazó a Valenciano a «exigir disculpas» al propio Jáuregui por haberlo justificado en Onda Cero, y aún «asumir las responsabilidades» que se deriven del caso. Y es que Jáuregui, que era secretario general de los socialistas vascos entonces, redujo la condena a la categoría de «viejo incidente» de «hace muchísimos años». Además, llegó a explicar que «nos permitimos mantener la confianza en esa persona por sus cualidades personales». «Es una historia muy pasada, ¿no?», se quejó Jáuregui.