ABC 09/05/16
BIEITO RUBIDO
De la vieja Gran Bretaña nos llegan noticias que, en la mayoría de ocasiones, despiertan cierta admiración, no exenta de envidia. Pese a su insularidad, ha sido siempre un territorio de acogida, tolerante con el extranjero, pero firme en la defensa de sus valores democráticos. Los combinan admirablemente con sus tradiciones y su orgullo de pertenencia. Un país capaz de vender toda su industria a los alemanes, sus antigüedades a medio mundo, sus hoteles a los árabes y su fútbol a los rusos. Justo ahí radica su fortaleza: liberalidad y determinación en la salvaguarda de sus principios, el más importante de los cuales es, precisamente, la libertad. Es en ese contexto en el que Sadiq Khan, musulmán británico de origen paquistaní, ha querido tomar posesión de la alcaldía de Londres en una catedral cristiana. Menuda diferencia con España. Cuánto contrasta el esfuerzo explícito de Khan por no ofender ni molestar a nadie con lo que hacen aquí los regidores populistas de la extrema izquierda. Un populismo anormal, cuyos objetivos prioritarios son el revanchismo y coartar a los demás en su manera de pensar, creer y obrar.