Pablo Martínez Zarracina-El Correo

País Vasco ·

  •  Bildu reelegirá a Otegi como coordinador general en febrero
La política vasca atraviesa una época original y los congresos emocionantes los celebra el partido en el poder en lugar del que está en la oposición. De ese modo, la continuidad de Andoni Ortuzar al frente del PNV es una cuestión misteriosa y problemática, pero la de Arnaldo Otegi al frente de Bildu se da por hecha del modo más natural. El congreso de Bildu tendrá lugar dentro de un mes y se decidirá en él sin la menor oposición quién acompañará a Otegi en la Mesa Política y cómo se terminarán de diluir hasta la inexistencia las siglas de Eusko Alkartasuna y Alternatiba, las dos formaciones que tan bien le vinieron en su día a la izquierda abertzale para dulcificar su imagen. De nada sirven ya cuando en las más altas instancias del Estado se le otorgan a Bildu plenas credenciales de «partido progresista y democrático».

Que en el País Vasco Bildu se presente hoy como el cambio y el aire fresco conjuga del mismo modo paradójico con que a la coalición, que siempre fue Sortu en realidad, la lidere en plan ilusionante y moderno alguien que lleva desde 2013 al frente de Sortu y desde 1998 en la inolvidable Mesa Nacional de Herri Batasuna. Es una lástima que no se proyecten en bucle aquellas ruedas de prensa. Cuando un columnista volvía de comprar los periódicos y le pegaban dos tiros, Otegi interpretaba que ETA estaba señalando la estrategia de guerra de los medios de comunicación en el conflicto entre Euskal Herria y el Estado. Por eso el columnista, además de con los periódicos del día, caía con un paraguas de guerra en la mano. Ahora Otegi defiende la alianza «táctica» con ese mismo Estado. Lo hace con un prestigio que en sus momentos álgidos hace indistinguible la interrupción estratégica del asesinato táctico con el compromiso moral. Ya ni sorprende, pero en el País Vasco las lecciones sobre el tiempo nuevo nos las dan con frecuencia las personas de siempre. Otegi cumple este año 67, aunque lleva ya un rato vistiendo camisetas con mensaje y tuiteando cosas sobre series, memes con gatos y vaciles con arroba que aluden por ejemplo a Paquirrín. Se nos dijo que su sucesor es Pello Otxandiano, cerebro en la sombra al que hace unos meses se sacó de la sombra, pero no para liderar nada, sino para que la sombra se la haga ahora personalmente Otegi bajo los focos.

Canadá

Calcetines del adiós

Se viven tiempos de inestabilidad en las principales cancillerías de Occidente. Hay gobiernos como los de Alemania y Reino Unido a los que está desestabilizando Elon Musk personalmente. Y hay otros que de pronto se tambalean solos, puede que ayudados por la onda expansiva y conservadora de la llegada de Trump a la Casa Blanca. Con el coste de la vida disparado, los índices de popularidad hundidos y la promesa de importantes aranceles en la frontera con Estados Unidos, ayer dimitió Justin Trudeau como primer ministro de Canadá. «Es hora de un reinicio», dijo Trudeau, que fue en su momento el paradigma del nuevo político progresista. También un blanco predilecto para el trumpismo conspiranoico, que entre otras cosas le atribuye ser hijo de Fidel Castro como le atribuye a John John Kennedy el prodigio de la resurrección. En Canadá las encuestas anuncian un fenómeno conocido: la economía desalojando urgentemente al ideal. Se desconoce qué calcetines se puso Justin Trudeau para anunciar su dimisión. Porque no debe olvidarse que Trudeau se hizo en su día popular por llevar los calcetines con mucho mensaje. También puede pasar, no lo descarten, que todo lo que nos suceda sea poco.