Aitor: ¡Torpes, que sois unos torpes! Mirad cómo se maneja una pistola al mismo tiempo que se enarbola la ikurriña. Os hace falta más gracia
El curso arranca con encuesta y unas perspectivas favorables para el principal partido de la oposición y no tanto para el Gobierno. El PP mejoraría su posición en 2,3 puntos, lo que le reportaría un aumento de 22 escaños. El PSOE perdería 2,9, aunque ganaría dos diputados, gracias al desfonde de Sumar, que perdería cinco puntos y medio y 20 escaños.
No son vasos comunicantes; el sanchismo solo recupera dos escaños de los 20 que pierden Yolanda Díaz y su troupe. En cambio, el partido de Feijóo gana casi el doble de los que pierde Abascal. Es verdad que Vox cede votos y escaños al PP y no debe de ser ajena a ello su incomprensible ruptura de los pactos autonómicos por la cuestión migratoria, pero no es el único destino de sus votos perdidos. También se han desangrado por los 3,4 puntos y dos escaños que han ido a parar a Alvise Pérez y su invento Se Acabó la Fiesta, por extravagante que pueda parecer. A mí me lo parece, al menos.
En el pacto de Frónkonstin las cosas quedan igual: ERC pierde una décima y se mantiene en los siete escaños; Junts gana cuatro décimas y un escaño, EH Bildu se mantiene en los seis y el PNV pasa de cinco a seis, lo que le permite el empate de la honrilla con el partido sucesor de Batasuna, después del extraño lance que los jeltzales han mantenido con los populares a través de sus portavoces Aitor Esteban y Miguel Tellado.
El lío ha venido a producirse cuando Tellado se mosqueó con los nacionalistas vascos por votar contra la comparecencia de Sánchez y su ministro Albares para explicar la posición del Gobierno sobre Venezuela. Esto no habría pasado si el portavoz nacionalista fuera Iñaki Anasagasti en lugar de Esteban. Anasagasti, que es vecino mío y yo mismo, hemos discrepado en muchos asuntos, pero los dos hemos coincidido manifestándonos frente al Consulado de Maduro en Bilbao y el PNV no pierde ocasión de retroceder en sus posiciones éticas a poco que tenga ocasión. Otra posición irreprochable de Anasagasti fue cuando este verano firmó una honorable petición para que en la placa conmemorativa de los represaliados por el franquismo se añadieran los represaliados por los republicanos en San Sebastián entre el 18 de julio y el 13 de septiembre de 1936. Dos de los asesinados por las tropas republicanas en esas fechas y en esa plaza fueron Víctor Pradera Larumbe y Javier Pradera Ortega, el primero el día 6 de septiembre y el segundo al día siguiente. Me resulta algo turbadora y también consoladora la idea de que los dos Pradera hayan merecido la piedad de Anasagasti, mientras Máximo Pradera Sánchez, biznieto y nieto de los dos citados no haya tenido para sus antepasados un gesto equiparable.
Pero en fin, a lo que voy, que entre Aitor e Iñaki hay una notable vaguada, un foso de dignidad que revelan estos dos detalles y que el del tractor resuelve acusando torde peza al portavoz del PP. Claro que algo torpes sí han sido al creer que podían contar con el PNV para desbancar a Sánchez. Seis años después de la ominosa moción de censura. Vivir para ver.