- Yolanda Díaz se propone crear una plataforma que no será ni de derechas ni de izquierdas. Eso está más visto que el TBO
Se supone que Yolanda Díaz aspira a crear una plataforma que reúna estas condiciones:
1.- Ninguna persona de las que decida formar parte de la misma tendrá un nivel intelectual superior al suyo, ni contará con más experiencia que la suya, ni gozará de una capacidad de liderazgo superior al suyo; de lo contrario, esa persona que acudiera revestida de mayores dotes para la política ocuparía la cabeza del nuevo proyecto y, eso, sería imposible porque:
2.- Yolanda Díaz tiene que ser la número uno por decisión propia. No hay ninguna razón que lo justifique. Sencillamente, el invento es suyo y suyo es el liderazgo. Y así se lo hizo saber Ada Colau. Siempre que pasa igual, ocurre lo mismo. No hay un solo político que decida crear algo nuevo y no ponga como condición que su liderazgo es indiscutible. Debe ser que se consideran seres superiores o que necesitan un club de fan que los lleven a los altares del poder.
3.- El movimiento que ella y sus acompañantes pongan en marcha estará por encima de los partidos políticos. Yolanda no quiere constituir un partido más. Para que resulte creíble debería empezar por realizar una comparecencia televisiva y romper ante las cámaras de televisión su carnet del Partido Comunista de España. Resultaría gracioso que exigiera no militancia para formar parte de la plataforma y ella continuara siendo afiliada del PCE.
La vicepresidenta segunda del Gobierno declaró que dejaba la esquina de la izquierda al PSOE. Que ella aspira a organizar un movimiento transversal que se ocupe de asuntos que no son de izquierdas ni de derechas, sino valores constitucionales. Esa declaración necesita un par de comentarios. Puesto que la Constitución de 1978 fue aprobada por el 90% de los españoles no veo dónde está la novedad de su movimiento. No dice nada si dice que defenderá los valores constitucionales. Somos muchos millones de españoles los que estamos en esa posición desde que se aprobó dicha norma y en ella nos hemos inspirado para ejercer la democracia y la libertad. Es cierto que en ocasiones la izquierda pretende meter en su bagaje ideológico determinados valores que son valores propios de la democracia y, por lo tanto, no atribuibles exclusivamente a la izquierda.
Para justificar su transversalidad, Yolanda Díaz defendió que una buena sanidad no es patrimonio de la izquierda ni de la derecha, sino de la Constitución. Tampoco estoy de acuerdo. Una de las diferencias más claras entre la socialdemocracia y los liberales es que los primeros consideran un derecho ciudadano el acceso a la sanidad pública, universal y de calidad, mientras que para los liberales, la sanidad -al igual que la educación- es una mercancía que se puede comprar en el mercado sin que los poderes públicos tengan la obligación de sostenerlas. Basta asomarse a determinadas Comunidades Autónomas para saber que en sanidad y en educación ni la derecha ni la izquierda piensan lo mismo.
Toda opción política que se presente a unas elecciones será percibida por los ciudadanos como un partido político Desmarcarse de los partidos es desmarcarse de la Constitución
4.- Como es lógico y natural, Yolanda Díaz se propone crear una plataforma que no será ni de derechas ni de izquierdas. Eso está más visto que el TBO. ¿No era ese el discurso del diezmado Podemos? Recuerden: los de arriba y los de abajo; los de la casta y los del pueblo. En realidad no era más que una engañifa para incautos o para quienes, por cobardía, llegaron tarde a los partidos de la izquierda tradicional. Es ganas de engañarse. Toda opción política que se presente a unas elecciones será percibida por los ciudadanos como un partido político. Ahí está Más Madrid o Más España, Podemos, Ciudadanos, JXC, Teruel Existe, etc., para demostrar que así son las cosas. Desmarcarse de los partidos políticos es desmarcarse de la Constitución. El artículo 6 dice que “Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política”. Por lo tanto, si la vicepresidenta segunda concluye su proyecto para aspirar a obtener una representación política superior a la que ahora tiene, lo hará desde un partido político –se disfrace como se disfrace- y tendrá que situarse en un número que para los sociólogos indica en qué parte del espectro izquierda, derecha o centro se ubica, siendo 1 extrema izquierda y 10, extrema derecha. Antes de la visita al “Santo Padre”, que así se refirió Yolanda Díaz al Papa, yo la hubiera situado en el 2-3. Pero ya saben lo que dice el Evangelio: “Hay más alegría en el cielo por un pecador que se arrepiente que por cien justos que perseveran”. Tras la conversión vaticanista, no creo que salga del 8.