EL MUNDO 19/03/13
· ERC avisa a CiU de que no le seguirá si da marcha atrás en la carrera soberanista
· El PSC no se plantea pactar con los nacionalistas, a quienes acusa de «mentir»
Solo y arruinado. La situación política del presidente de la Generalitat, Artur Mas, es cada vez más complicada. La imposibilidad de aprobar los presupuestos a estas alturas del año está acorralando al Govern de CiU. Su único aliado es ERC, pero los republicanos se muestran muy reacios a apoyar unas cuentas que supondrían un recorte de 4.400 millones, porque saben que su electorado no lo verá con buenos ojos.
Habiendo llegado a este callejón sin salida, Mas ha optado por dar marcha atrás y tratar de buscar un nuevo camino por el que sea más fácil transitar. El president ha abandonado la idea de convocar un referéndum independentista «sí o sí» y ahora planea buscar el acuerdo con el Gobierno de Mariano Rajoy, según publicó ayer EL MUNDO. Entre otras cosas, lo que quiere Mas es conseguir oxígeno para las ahogadas finanzas de la Generalitat.
Ya no plantea un concierto económico al estilo vasco, porque Rajoy le dio calabazas cuando se lo pidió el pasado septiembre y sabe que no vale la pena insistir. Mas se conformaría con reducir entre el 8% y el 4% el déficit fiscal entre Cataluña y España, es decir, la diferencia entre los impuestos que se recaudan en Cataluña y lo que el Estado invierte en esta comunidad, tal y como publicó ayer este diario.
Mas aguará la agenda económica y también descafeinará su famosa transición nacional. El líder de CiU mantiene su idea de celebrar una consulta, pero no preguntará sobre la independencia, sino por la conveniencia de ese nuevo sistema de financiación que planea o por el grado de satisfacción de los catalanes con España. Nada que ver con la consulta secesionista de la que viene hablando desde el pasado 11 de septiembre y que llegó a pactar con el líder de ERC, Oriol Junqueras.
Este giro en la estrategia política del presidente de la Generalitat le distanciará inevitablemente de ERC. Mas cree que podrá lograr la complicidad del PSC para sus nuevos planes, ahora más asumibles para un partido no independentista, pero los socialistas no están por la labor. Y en esta coyuntura, el líder de CiU se va quedando cada vez más aislado.
Durante el pasado fin de semana se han producido una serie de acontecimientos, que ERC no acaba de digerir. El sábado, se había convocado a petición del PSC una cumbre social en la que los partidos pretendían debatir posibles medidas para paliar los estragos del paro y de la crisis económica. Mas anuló ese encuentro el viernes. En su lugar, el mismo sábado celebró una reunión extraordinaria y secreta de su Gobierno, que luego filtró a La Vanguardia y en la que habría comunicado a sus consellers la líneas generales de su nueva y más moderada estrategia.
Lo que querría Mas es pactar con Rajoy, aunque sea a costa de su acuerdo con ERC. Pero los republicanos no se dan por aludidos. Su portavoz, Anna Simó, trató ayer de quitar hierro al asunto y afirmó que no da «pábulo a una noticia de un rotativo de la capital de España». Tras insistir en que la información carece de credibilidad, porque «no se sabe de dónde sale», Simó recordó que CiU y ERC «tienen un acuerdo firmado hace pocos meses», que recoge una agenda social y otra nacional, y que «no se han producido cambios».
Pero ante la insistencia de los periodistas, Simó acabó por desvelar que si CiU se echa atrás en el referéndum independentista, ERC romperá ese pacto: «Si quieren ya avisarán, pero ni ERC ni el país seguirán una marcha atrás» en la agenda nacional, o sea, en el camino diseñado.
Pese a los esfuerzos de Simó por simular que no pasa nada, todo indica que la tensión entre los socios ha crecido. Ayer se anuló la reunión semanal que ambos partidos tienen por costumbre celebrar para hacer seguimiento de su pacto, que en teoría es para toda la legislatura. Fuentes de CiU quisieron quitar importancia al asunto y explicaron a Efe que la anulación del encuentro se produjo por problemas de agenda.
Pero ¿qué pasará si ese pacto se rompe? CiU necesita un socio alternativo. Los nacionalistas sólo tienen 50 diputados y la mayoría absoluta en el Parlament se sitúa en 68 representantes. Convergència no puede gobernar sin ayuda. Si ERC le abandona, podría recurrir al PSC. Más de un analista ha visto un acercamiento entre ambas formaciones después de que los socialistas apoyasen en el Parlament y en el Congreso sendas resoluciones a favor del derecho a decidir. Pero nada más lejos de la realidad.
Los socialistas catalanes están considerablemente mosqueados con CiU por dos razones. Primera: por la anulación de la noche a la mañana de la cumbre social, que para el líder del PSC, Pere Navarro, era prioritaria. Segundo: porque CiU acusa al PSC de haber dejado cuando gobernaba gastos comprometidos por valor de 4.000 millones de euros que ahora lastran las cuentas de la Generalitat e impiden, entre otros motivos, aprobar el necesario presupuesto.
Fuentes del PSC niegan ese extremo y acusan a CiU de «mentir». Los socialistas no se plantean apoyar a CiU, según esas mismas fuentes. Solo y con la Generalitat en la ruina, a Mas le quedan pocas alternativas. Quizá anticipar de nuevo las elecciones, aunque CiU y ERC son conscientes de que no les conviene.
El PSC hará primarias al estilo francés
· El PSC aprobó ayer el reglamento de las primarias abiertas a la ciudadanía para elegir candidatos, pioneras en toda España. Un proceso que será a doble vuelta, sin censo previo y donde podrán votar los mayores de 16 años que firmen un manifiesto progresista y abonen un euro.
· Fuentes socialistas explicaron a Efe que la reunión estuvo marcada por un «gran consenso». El acuerdo aprobado ayer incluye la conveniencia de la doble vuelta.
· También se incluye una cláusula que indica que, en caso de que haya un adelanto electoral, queda en manos de la ejecutiva del partido decidir si es viable mantener el compromiso de unas primarias abiertas a toda la ciudadanía o, sin embargo, se limita el proceso a la militancia.