EL MUNDO 17/03/14
· «No es nuestro marco ideal, pero no podemos descartarlo», advierte el líder de CiU.
· Cospedal censura unas palabras que califica de «irresponsables» y «peligrosas».
Por primera vez desde que iniciara su desafío secesionista, el presidente de la Generalitat amenazó ayer al Estado con la declaración unilateral de independencia si no atiende a razones y le ofrece una salida para consultar a los catalanes sobre su futuro político.
«No podemos descartar la declaración unilateral. No es nuestro marco ideal, ni el mejor, ni el que queremos. Pero no podemos descartarla». Así de concreto se mostró Artur Mas durante un debate con 10 ciudadanos de a pie que el president utilizó para culminar la escalada de advertencias que arrojó durante la pasada semana al Gobierno. Después de aclarar en el Parlamento catalán que el próximo 9 de noviembre tiene la intención firme de «sacar las urnas» a la calle y de ordenar la movilización de los Mossos para la consulta, Mas subió ayer el último peldaño para contemplar un horizonte jamás atisbado hasta el momento: la ruptura sin pacto con el Estado ni consulta explícita a los catalanes.
«La marcha atrás no es una opción», sentenció el presidente de la Generalitat en el encuentro organizado por El Periódico de Catalunya, antes de esbozar la ruta que tiene en mente. Un camino que empieza por continuar explorando las vías legales que viene defendiendo desde hace meses, vías que se resumen en seguir buscando un acuerdo con el Gobierno para que le permita celebrar la consulta; bien sea a través de la cesión de competencias o la habilitación del referéndum por parte del propio Estado.
Si, como es de esperar, esa posibilidad predilecta se trunca, Mas recurrirá a la Ley de Consultas catalana que se está tramitando en el Parlamento autonómico. Y si la normativa es recurrida y tumbada por el Tribunal Constitucional (TC) –«si nos quedamos desarmados», dijo el presidente– estudiará las elecciones plebiscitarias. Es en el abierto escenario posterior a los comicios donde Mas se niega a descartar la declaración unilateral de independencia.
El presidente de la Generalitat había rechazado reiteradamente la ruptura unilateral, incluso cuando fue propuesta por el Consejo Asesor para la Transición Nacional. El comité de expertos que Mas designó para diseñar el órdago soberanista defendió el pasado julio en uno de sus informes «la legitimidad política de las declaraciones unilaterales de independencia posteriores a unas elecciones plebiscitarias», «aunque no se ajustan a las disposiciones del ordenamiento constitucional vigente». El órgano incluso sugirió al Gobierno catalán tramitar la declaración como una iniciativa legislativa de la nueva Cámara autonómica y pedir la «mediación internacional» de la ONU o la UE «en caso de bloqueo».
Paradójicamente, ERC, que siempre ha contemplado la opción de la ruptura unilateral como plausible y aplaudió el informe del consejo de sabios de la Generalitat, reclamó ayer a Mas «no especular con escenarios diferentes al referéndum». Oriol Junqueras ensalzó la consulta como «la mejor herramienta» para alcanzar la independencia y exigió al presidente de la Generalitat «no renunciar en ningún caso» a ella.
Ciutadans advirtió en el cambio de Mas la prueba de que «la deriva separatista entra en vía muerta». Su secretario general, Matías Alonso, acusó al president de blandir un «diálogo trucado que deja claro su verdadero talante». Un modo de proceder que resumió en: «Si no puedo hacer lo que quiero, rompo la baraja y me subo al balcón».
Más escandalizada, si cabe, se mostró la líder del PP en Cataluña. Alicia Sánchez-Camacho tildó al presidente de la Generalitat de «antisistema» y calificó su amenaza como el «hecho político más grave de los últimos años». La encargada de trasladar que el Gobierno no tiene intención de variar su posición fue la secretaria general de los populares. María Dolores de Cospedal quiso «tranquilizar a todos los españoles y catalanes», dio por «garantizada» la unidad e integridad de España y, tras censurar las «irresponsables» y «peligrosas» palabras de Mas, le conminó a cumplir la ley.
Lejos de acatar, el presidente insistió ayer en su particular modo de buscar un acuerdo: «Que recuerden los que dicen que no lo conseguiremos que David ganó a Goliat».
EL MUNDO 17/03/14