Joan Tapia, EL CONFIDENCIAL, 2/10/12
Las elecciones catalanas apuntan -según las encuestas del fin de semana- a un resultado agridulce para Artur Mas: las ganará con comodidad, pero no tendrá mayoría absoluta. Y, así, la “transición nacional” que pretende será complicada y su segunda legislatura puede ser un calvario.
El primer objetivo de todo gobernante es volver a ganar las elecciones. Y Artur Mas las ha adelantado dos años porque creía imposible salir incólume si seguía aplicando fuertes ajustes (el recorte de 2013 tendrá que ser muy duro) con el único apoyo delPP. Ahora los sondeos le dan una mayoría cómoda que va desde los 64 o 65 diputados (ahora tiene 62) de El Periódico de Catalunya o El Mundo hasta los 66-67 de La Vanguardia. Además, sus principales contrincantes no salen bien parados. ElPSC baja de 28 a 21 diputados para El Periódico o La Vanguardia (24 o 25 para El Mundo) mientras que el PP cae hasta 12, superado por ERC, para El Periódico, y a 15 o 16, pero por delante de ERC, para La Vanguardia. Sólo El Mundo dice que podría mejorar sus 18 diputados actuales.
Como explica bien el sociólogo José Luis Álvarez, gracias a su rapidez de movimientos y al salto desacomplejado del pacto fiscal a la independencia tras la gran manifestación del 11 de septiembre, “CiU está cerca de conseguir su objetivo estratégico: ser uno de los pocos gobiernos no sepultados por la crisis económica”. Dos datos lo corroboran. Según El Periódico, la estimación de voto de CiU ha saltado del 33,9% en mayo (38,2% en las elecciones del 2010) al 41% en setiembre. Y segúnLa Vanguardia, la valoración que los catalanes hacen de la gestión del Gobierno ha pasado del suspenso (4,89) en junio al aprobado desahogado (5,60).
Conclusión: Artur Mas va a ganar las elecciones porque ha sabido cabalgar bien sobre la marea independentista del 11 de septiembre y porque con su propuesta de pacto fiscal, rechazada sin miramientos por Rajoy, ha trasladado la culpa de la crisis y los recortes a una España que no escucha a Cataluña y a un sistema de financiación que la perjudica desde hace mucho. Todo ello adobado además por la frustración catalana tras la sentencia del Estatut y tras los incumplimientos repetidos de los compromisos de inversión estatal en Cataluña.
¿Puede estar pues Artur Mas tranquilo? No, porque se va a enfrentar a un futuro muy incierto sin el asidero de la mayoría absoluta que no le da ninguna encuesta. La más favorable, la de La Vanguardia –que no hace mucho prescindió de Julián Santamaría y su instituto electoral-, le deja a uno o dos escaños de los 68 que la conforman. Y sin esa mayoría, Mas tendrá serios problemas para manejar bien la etapa de duras relaciones con Madrid que abre su promesa de celebrar una consulta independentista que ahora, dice, debe tener un resultado “rotundo e indestructible”; añade que “no vale perder con el 49% (evidente) ni ganar con el 51%”. La división que se crearía en la sociedad catalana disolvería su legitimidad presidencial.
En otro momento Mas no sufriría, ya que junto a ERC puede tener una mayoría de mas de 80 diputados. Pero los presupuestos de 2013 tendrán que seguir siendo muy duros porque la Generalitat está recatada por España, vigilada por Europa y no tiene ningún banco que le preste dinero (menos todavía si la “transición nacional” pasa de las palabras a los hechos). ERC podría votar los presupuestos, pero a cambio de una aceleración de la agenda independentista que enervaría a parte de la sociedad catalana, empezando por las clases medias (tradicional sostén de CiU) y el empresariado. El presidente de la CEOE, y antes presidente del Foment, Joan Rosell, ya ha dicho que apoya un mejor trato fiscal pero que la independencia sería “una barbaridad” para España y para Catalunya. Y José Manuel Lara, el primer editor del mundo en español, advierte que Planeta tendrá que emigrar si Cataluña es independiente. Con estos condicionantes la legislatura se convertiría en un infierno.
Por otra parte, es difícil, aunque no imposible, que la campaña electoral incremente su ventaja. Primero, porque tras la manifestación y su decisión valiente de asumir el clam(el clamor), Artur Mas está hoy en su mejor momento. Y, segundo, porque el PSC se ve sumido en el desconcierto. Sin candidato todavía y con dificultades para asumir sin complejos una tercera posición entre el independentismo de CiU y el rechazo a todo cambio constitucional del PP. Ahora Pere Navarro ya proclama que apuesta por pasar del Estado de las autonomías al Estado federal a través de una reforma constitucional (tesis que Rubalcaba aprueba aunque no jalea) y recalca tanto su no al independentismo como la admisión de una consulta (legal, eso sí) sobre el derecho a decidir. Es algo que en España escocerá (el PP le atacará y extenderá la ofensiva a Rubalcaba) pero lógico, ya que el 71,3% de los catalanes (el 56,8% de los que votan PSC e incluso el 30% de los del PP) son partidarios de un referéndum de autodeterminación.
Parece que Artur Mas ganará las elecciones pero sin mayoría absoluta. Conservará el poder en un escenario en el que gobernar puede ser un infierno. Y si finalmente la obtiene, la tarea que tendrá por delante, transitar hacia una independencia ordenada, bien vista en Europa y pactada con Madrid, parece hercúlea. Además, “la transición nacional” puede durar y comportar, al menos a corto plazo, graves perjuicios económicos para Cataluña… y para España.
Joan Tapia, EL CONFIDENCIAL, 2/10/12