EL MUNDO 03/06/13
CiU plantea esta salida tras el fracaso de todas las opciones previstas inicialmente
Ha pasado más de medio año desde las elecciones autonómicas del 25 de noviembre. Aquéllas que debían encumbrar a Artur Mas y a CiU y que, en cambio, les depararon la victoria más amarga de su historia: en vez de lograr la mayoría absoluta, perdió 12 diputado. Ahora, cada vez parece más claro que el president va a tener muchos problemas para celebrar la consulta soberanista que ha prometido. Según el pacto de gobernabilidad que suscribió con Esquerra Republicana, Mas debe convocar el referéndum como muy tarde en 2014. Sin embargo, las elecciones anticipadas parecen, hoy por hoy, una solución mucho más factible.
La hoja de ruta con la que CiU se presentó a las elecciones del 25-N establecía que la consulta se convocaría de acuerdo con la legalidad. Esa salvedad se incluyó a petición de Unió, un partido que cuenta con 14 de los 50 diputados de la federación en la Cámara catalana. Para tratar de esquivar el riesgo evidente de que la oposición del Gobierno central hiciera naufragar la consulta, los convergentes dibujaron un plan bien definido.
La opción preferida para celebrar la consulta sería llegar a un acuerdo con Madrid para que, o bien la convocara el Gobierno central directamente, o bien transfiriese temporalmente las competencias sobre la celebración de referendos a la Generalitat, un modelo parecido al que se ha alcanzado en Escocia. No obstante, el mal resultado de Mas el 25-N tranquilizó al Ejecutivo de Mariano Rajoy acerca del tirón real del president y, a la vez, imposibilita cualquiera de estas dos vías.
La segunda opción para celebrar la consulta sería vehicularla a través de la Ley de Consultas que está elaborando el Parlament. Pero sucede que la caída de CiU en las últimas autonómicas provocará que el Gobierno central la lleve al Tribunal Constitucional (TC) si, cuando esté concluida, invade competencias del Estado, como por ejemplo la de convocar referendos.
Por si fuera poco, el líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, ya advirtió hace unos días de que el texto sólo facultará a la Generalitat a preguntar sobre asuntos de su jurisdicción. «Si decimos que esta ley permitirá una consulta sobre la independencia nos encontraremos con el recurso ante el TC», alertó Duran.
La última vía prevista antes de las elecciones del pasado noviembre es la primera que se ha descartado. Pese a los mensajes que lanzaban durante la campaña todos los próceres de CiU en el sentido de que la comunidad internacional acogería con entusiasmo el proceso soberanista de Cataluña, lo cierto es que los primeros contactos con otros países han sumido en el pesimismo al Govern. «En Europa no nos esperan con los brazos abiertos», ha llegado a admitir el presidente de la Generalitat. «No engañemos a la gente», ha pedido Duran en el mismo sentido.
Así que la opción que baraja Mas para no enfrentarse abiertamente al Estado y, al mismo tiempo, tratar de dar cumplimiento a su promesa es la de adelantar las elecciones. Las del 25-N de 2012 llegaron sólo dos años después de las anteriores.
Fue la legislatura más corta de la Historia, y el movimiento táctico le salió mal a CiU. Otros comicios en un plazo similar podrían socavar definitivamente la credibilidad de los políticos catalanes.
Artur Mas ha hablado abiertamente de esta vía en una entrevista publicada en el libro Ara que no ens escolta ningú (Pòrtic). Las elecciones anticipadas serían «el último recurso» si fuera imposible convocar un referéndum. «Si no es así, seguramente se tendrá que hacer a través de unas elecciones con carácter plebiscitario.
Este escenario no es el más deseable porque los programas electoranes tienen que poder hablar de más cosas que de esto», admite Mas en el libro.
Pero esa salida crearía un problema añadido para Convergencia i Unió. El presidente catalán, en otro de sus movimientos para convencer a los ciudadanos de que la ambigüedad de la federación se había acabado, prometió antes de las elecciones que no se volvería a presentar a unos comicios «cuando se consigan los objetivos nacionales».
Los nacionalistas han tenido que rectificar ahora a toda prisa. El secretario general en funciones de la formación catalana, Josep Rull, aclaró hace poco que cuando decía «objetivos nacionales» el president no se refería a la convocatoria de la consulta, como entendió todo el mundo, sino a la «consecución del Estado propio» para Cataluña.