Artur y Alfredo

SANTIAGO GONZÁLEZ, EL MUNDO 08/01/14

· Artur Mas ha vuelto a confundir los principios, los fines y los medios, el misterio y su liturgia, al insistir en la equivalencia estricta entre democracia y consulta, entre la convivencia y el voto. No es probable que haya leído a Montesquieu, pero para este viaje a él le sobra con las memorias de Ibarretxe y algún libro de autoayuda.

Mas, el increíble hombre menguante catalán (en 2010 sacó 62 escaños, que pasaron a 50 en 2012, y a quien las encuestas vaticinaban 38 a finales de 2013), no ha sido capaz de aprobar unos presupuestos para el año que ya ha terminado, pero cree que tiene una mayoría sólida para un acto de secesión unilateral. No ha tenido presupuestos y no integra a la Esquerra en su Gobierno.

El president se afirmó en que celebrará el referéndum «con un marco legal», una ley ad hoc que aprobará el Parlament. No quiso aclarar qué hará si el Gobierno recurre esa ley de consultas al TC, pero hay algún precedente interesante. El decreto ley sobre libertad de horarios comerciales aprobado al inicio de aquella épica campaña que terminó con 12 escaños menos. El Consejo de Ministros recurrió el decreto ante el Constitucional y éste suspendió la norma hace 10 meses y medio.

Y hasta ahora. ¿Alguien puede pensar que la Generalitat acata las sentencias del TC sobre los horarios de los comercios y las va a ignorar para asunto de tanto calado como un referéndum de autodeterminación?

Ayer también actuó en Barcelona la pareja que forman Navarro y Rubalcaba, que aprovechó el viaje para presentarse como Harvey Keitel en la casa de Tarantino en Pulp Fiction: «Soy el señor Lobo. Soluciono problemas». El jefe de la oposición ha acusado al presidente Rajoy de «mirar hacia otro lado», una acusación realmente grave: la misma que emplea el juez Castro para imputar a la InfantaCristina, nuestra Blue Jasmine de sangre azul.

Nuestro señor Lobo, que había conseguido hacer modular a Navarro, dijo lo que en su opinión conviene hacer con ese muerto: reformar la Constitución en un sentido federal en el Congreso. Tal vez debería pensar que un proyecto federal requiere dos actitudes básicas que no se ven aquí: igualdad y lealtad. Ya que habíamos acuñado el oxímoron federalismo asimétrico podemos relajar también la segunda condición, pero no creo yo que ni aun así se vayan a poner los soberanistas a mirar hacia otro lado. Por último, Rubalcaba y sus amigos se han pasado décadas ponderando que nuestras autonomías tienen más poder que los Länder alemanes.

Rubalcaba y Navarro han acordado introducir en la Ley del Tribunal Constitucional el dictamen previo de inconstitucionalidad. Ya estuvo hasta 1984 y fue el PSOE quien se lo cargó, porque no le parecía razonable que la oposición pudiera retrasar las leyes orgánicas. Ahora quiere meterlo para evitar que el TC pueda censurar un texto votado por los ciudadanos, un suponer, el Estatut.

Nadie se pregunta por qué todo el mundo cree que a los catalanes se les puede dar a votar cualquier cosa. Y que no les parezca una falta de respeto.

SANTIAGO GONZÁLEZ, EL MUNDO 08/01/14