El PNV rinde homenaje a su fundador, en cuya época «tampoco aceptaron que quisiéramos ser lo que somos». Xabier Arzalluz glosó la figura de Sabino Arana como el hombre que «dotó de columna vertebral a un pueblo al que estaban machacando».
El PNV hizo ayer profesión de fe sabiniana en la inauguración de la estatua que el partido ha erigido a su fundador en Bilbao al cumplirse el centenario de su muerte. Xabier Arzalluz glosó la figura de Sabino Arana (1865-1903) como el hombre que «dotó de columna vertebral a un pueblo al que estaban machacando» y pidió a todos los nacionalistas que reivindiquen su figura sin complejos. «No hay por qué avergonzarse de él», clamó el veterano burukide. Muy al contrario, animó a los suyos a defender su legado «con fervor y con la convicción de que un día vamos a conseguir las metas que él estableció».
El presidente del PNV arengó a los cientos de afiliados que se dieron cita en los Jardines de Albia de la capital vizcaína con un discurso fundamentalmente histórico, salpicado de alusiones a la actualidad. Así, recordó que el fundador del PNV fue encarcelado y sufrió el «primer estado de excepción» en 1899, cuando el Gobierno «decretó la supresión en Vizcaya de los derechos de expresión oral y escrita del pensamiento, de reunión, de asociación, y a la libertad individual y de domicilio». «Casi como hoy», añadió, «porque nunca aceptaron que quisiéramos ser lo que somos».
Recordó también su «pragmatismo» político, que le llevó a entrar en la Diputación, dominada entonces por «los ‘riquillos’ que hoy llamaríamos Neguri», sin dejar de ser radical en sus planteamientos «porque tenía que serlo; de lo contrario nadie le habría hecho caso». Arzalluz dedicó gran parte de su intervención a combatir la idea de que Sabino Arana fuera racista. Insistió en que su concepto de raza «no tiene nada que ver con el de Hitler y compañía», y advirtió de que «juzgarle por sus imprecaciones es como juzgar a Oteiza por sus diatribas o a Unamuno por sus paradojas».
Curiosamente, el líder jeltzale eligió unas palabras del rector de Salamanca para loar la figura de Arana. «Hombre singular, todo poeta, para el cual no ha llegado aún la hora del completo reconocimiento», escribió Unamuno y repitió ayer Arzalluz. Incluso comparó al fundador del PNV con Carlos Marx, quien «dotó al movimiento obrero de espina dorsal y lo puso en marcha». «Guardando las distancias, Sabino hizo otro tanto», al combinar el lema fuerista ‘Dios y leyes viejas’ con el principio de las nacionalidades. «Aunque algunos quieran ver a Arana enterrado y bien enterrado», concluyó Arzalluz, «seguiremos siendo vascos hasta ser dueños de nosotros mismos»
Al acto asistió la plana mayor del PNV, una amplia representación del Gobierno vasco -con el lehendakari Juan José Ibarretxe a la cabeza-, el presidente del Parlamento, Juan María Atutxa, el diputado general José Luis Bilbao, el alcalde Iñaki Azkuna, y la presidenta de EA, Begoña Errazti.
EL CORREO, 1/12/2003