Carmen Gurruchaga, LA RAZÓN, 5/6/12
El escorpión tiene grabado en su ADN la necesidad de picar, por este motivo, no puede evitar meter el aguijón a quien le está ayudando a cruzar el río, aun sabiendo que si lo hace morirán los dos. Pues algo parecido debe suceder con los etarras, o por lo menos con un grupo muy numerosos de quienes durante años han ordenado asesinar o ellos mismos han empujado las armas con las que han quitado la vida a decenas de personas por el hecho de no compartir su punto de vista sobre el pasado, el presente o el futuro del País Vasco. De otra manera no se entiende que a Francisco Múgica, Garmendia, «Pakito», años después de alinearse públicamente con los arrepentidos dispuestos a abandonar el terrorismo para conseguir objetivos políticos, le cacen una conversación en la que sale al exterior lo que lleva en su ADN. Recuerdo perfectamente una frase pronunciada por este individuo cuando formaba parte de la cúpula etarras: «Con los cadáveres de 12 generales éstos (el Gobierno de González) se sientan a negociar». Tampoco hay que olvidar que pertenecía a los comandos especiales de ETA político-militar, cuyos integrantes fueron los últimos interlocutores que vieron con vida a su compañero «Pertur», después de que este hiciera publico su deseo de disolver la organización y que tras pasarse a ETA militar consiguió llegar a la cúpula mediante intrigas y maniobras en la oscuridad. Pero el problema ahora es saber cuántos «pakitos» hay entre los etarras supuestamente dispuestos a reinsertarse. ¿Y si todo esta política se arrepentimiento fuera una farsa para salir a la calle y empezar de nuevo? Por eso es imprescindible que antes de que el Gobierno adopte una decisión irreversible, ETA se disuelva y entregue las armas.
Carmen Gurruchaga, LA RAZÓN, 5/6/12