EL MUNDO – 28/07/15
· Mas compite reforzado, Iceta se afianza entre los moderados y C’s quiere ser la alternativa.
Definidos los bandos para el 27-S, la primera batalla por el poder en Cataluña se ha saldado con varios vencedores y algún vencido a falta de lo que dictaminen las urnas. Con Alicia Sánchez-Camacho como principal perjudicada, de momento el resto de líderes va tomando posiciones en el nuevo tablero político catalán, en el que Artur Mas ha logrado imponer su postura al pactar con ERC una lista unitaria y asegurarse la reelección en caso de ganar las elecciones.
A cambio, el president ha cedido el número uno de la candidatura al ex eurodiputado Raül Romeva en busca de un perfil más social que frene el avance de la coalición entre Podemos y los ecosocialistas. Un objetivo que habría empezado a cuajar ante los problemas de Catalunya Sí Que Es Pot para designar a su candidato. La intención era encontrar un perfil similar al de Ada Colau en Barcelona, una fórmula que resultó ganadora en las municipales del 24-M. Sin embargo, la ausencia de un personaje mediático, la fuga de Romeva a la lista soberanista y el no del activista Arcadi Oliveres han podido debilitar a una coalición que se presenta a los comicios con el ex presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB), Lluís Rabell, como líder.
Mientras, Miquel Iceta se ha afianzado como líder de los socialistas en Cataluña y busca atraer el voto catalanista que cree en la tercera vía, Inés Arrimadas quiere aprovechar el efecto Albert Rivera y se postula como el estandarte de la regeneración democrática que tanto propaga el partido naranja, y Ramon Espadaler se queda sin los críticos de Unió en busca del voto moderado.
El president ha logrado salvar el match ball de la lista unitaria y ha doblegado a ERC gracias al apoyo de Òmnium Cultural y la Asamblea Nacional Catalana, las entidades soberanistas que han impulsado el proceso independentista a pie de calle. Su opción siempre había sido confeccionar una candidatura conjunta con ERC para afrontar con garantías el reto del 27-S después de pedir una «mayoría excepcional» en 2012 y perder 12 escaños en las urnas. La caída en las encuestas y el posible sorpasso por parte de los republicanos no le dejaban otra que pactar una lista unitaria bajo el paraguas de la independencia, una opción que Mas ha logrado imponer tras amenazar con no convocar las elecciones. El president también se ha asegurado la reelección en caso de ganar el 27-S: ha pactado un Gobierno de concentración y ha dado el visto bueno a culminar la independencia en un periodo máximo de ocho meses. Por el camino, ha roto con sus socios de Unió después de 37 años de federación, una muestra pública más hacia los republicanos de su compromiso con el proceso.
La intención del presidente de ERC siempre había sido la de pactar una lista sin políticos o concurrir a las elecciones del 27-S con tres listas diferenciadas (CDC, los republicanos y la CUP). Dos alternativas que Mas no aceptó y que ERC acabó por dejar a un lado a favor de la lista unitaria en torno a la figura del president. La división en la formación de Junqueras se hizo patente en el Consejo Nacional que los republicanos celebraron pocas horas después de que el propio líder de ERC y Mas alcanzaran un preacuerdo para la candidatura unitaria. Durante más de tres intensas horas de reunión, los republicanos debatieron el pacto, que acabaron no votando y aprobando sólo por asentimiento. A cambio, Junqueras ha logrado imponer a Mas una independencia exprés: un proceso que empezaría el día después de los comicios con una declaración simbólica a favor de la ruptura y una ley de transitoriedad jurídica para garantizar la «desconexión» con el Estado. El líder de ERC también se ha asegurado el 40% de la lista unitaria y del posterior Gobierno de concentración a cambio de aunar fuerzas con CDC en las urnas.
El otro partido independentista del tablero catalán ha sido fiel a sus principios y no ha sucumbido a pactar con Mas a favor de una candidatura única. La formación antisistema, siempre muy crítica con los recortes del Gobierno convergente y los presuntos casos de corrupción que han acosado a CiU en la última legislatura, se presentará por separado a las elecciones en una candidatura de marcado corte independentista. Su presumible líder podría ser el periodista Antonio Baños, el principal favorito de una votación interna que terminará mañana. Muchos de los votantes soberanistas en desacuerdo con la gestión de Mas y las idas y venidas de ERC podrían decantarse por la CUP y dar a la formación antisistema una importancia capital de cara al día después de la cita con las urnas.
Pese a la caída estrepitosa que han sufrido en los últimos años, los socialistas catalanes tienen dos argumentos a los que agarrarse para afrontar el 27-S con esperanza: el primero es que lograron resistir como primera fuerza en el llamado cinturón rojo de la provincia de Barcelona, el área con más población de Cataluña. Y el segundo es el liderazgo de Pedro Sánchez al frente del PSOE de cara a las elecciones generales. Miquel Iceta ha expulsado a los críticos y ha renunciado al derecho a decidir en su programa electoral para alinearse con la reforma de la Constitución en clave federal que tanto reclama Pedro Sánchez. Esta decisión de «clarificar» el modelo territorial –en palabras del propio Miquel Iceta– le ha situado como el candidato de los catalanistas moderados y de parte del establishment económico, que ve con temor el proceso soberanista de Mas y Junqueras.
Los socialistas tendrán en Unió su principal rival por el voto moderado a favor de una tercera vía. Sin embargo, los ex socios de Convergència en el Govern empiezan su andadura hacia los comicios algo debilitados tras la fractura interna que provocó el divorcio con Mas. El sector crítico del partido, con nombres tan importantes como el de la presidenta del Parlament, Núria de Gispert, ha fundado una nueva plataforma llamada Hereus UDC 1931, que da apoyo explícito a Mas y a su lista unitaria con Junqueras. En este contexto, Ramon Espadaler se erige como candidato de centro y como único «interlocutor habilitado» para negociar con el Gobierno del Estado que surja de las urnas.
Protegida por Albert Rivera hasta auparla como candidata a la Generalitat, Inés Arrimadas quiere ejemplificar la regeneración democrática que tanto pregona la formación naranja frente a los casos de corrupción vinculados a Convergència. Con un discurso netamente constitucionalista, Arrimadas tiene por objetivo darse a conocer entre el electorado y aprovechar el efecto Albert Rivera a nivel estatal para consumar la sorpresa en Cataluña. También puede aprovecharse de contar con todo el partido a su favor, de oponerse frontalmente a los recortes y de aprovecharse de la debilidad del PP en suelo catalán para convertirse en la tercera fuerza del Parlament.