TONIA ETXARRI, EL CORREO – 09/04/15
· En el delicado caso de la imputación del eurodiputado socialista Juan Fernando López Aguilar por presuntos malos tratos, la Policía investiga y la Justicia decidirá. De momento, la negación de las acusaciones por parte del acusado diciendo que se trata de un invento le dará qué pensar sobre las deficiencias de la ley de violencia de género que él mismo promovió.
Porque es el propio exministro de Justicia quien se encuentra ahora ante una situación tan enrevesada que tiene que demostrar su inocencia. No es que la norma que se legisló en el Gobierno de Zapatero permita invertir la carga de la prueba pero, indudablemente, da mayores ventajas a la denunciante en el caso de que sea mujer. Basta una denuncia sin pruebas para detener, durante 48 horas, al denunciado, por ejemplo.
Cuando se aprobó la ley provocó no pocos reparos en algunos colectivos que protestaban por entender que prácticamente quedaba eliminada la presunción de inocencia en los casos de denuncias por violencia de género. De hecho, el propio Juan Fernando López Aguilar, víctima ahora de la legislación que tanto defendió y que proclama ahora su inocencia diciendo que las acusaciones vertidas contra él son falsas, no tuvo reparo en declarar en el año 2006 que «las denuncias falsas son un coste asumible de la ley de violencia de género». Es posible que se encuentre él en esta situación de «coste asumible».
Pero mientras delibera la Justicia, que en principio ha encontrado indicios de delito, habrá que ser respetuosos con la presunción de inocencia. De la misma forma que habrá que ser respetuosos también con la presunción de credibilidad de quienes acusan: la familia de su exmujer, la Policía y los testigos. Dice su exesposa que no ha presentado denuncia contra él. Y que no lo hará.
La ley que impulsó su marido y que pretendía favorecer a las mujeres víctimas de la violencia incurrió en la injusticia de considerar culpables a todos los denunciados. Y en estos diez años transcurridos desde entonces, hemos podido comprobar sobradamente que ni todos los denunciados son culpables ni todas las denuncias por malos tratos son falsas. Esa convicción es la que se debería mantener también en este caso hasta que la Justicia decida si es inocente o culpable.
La rápida reacción de su partido ante este caso ha sido más contundente que prudente. Porque si la suspensión cautelar de militancia la relaciona, como hizo su portavoz, con ser ejemplares en la lucha contra la violencia de género, parece que sus propios compañeros estén prejuzgando responsabilidades.
Aun así, López Aguilar, que tuvo la indelicadeza de realizar declaraciones en el Congreso de los Diputados sobre una imputación que le ha apartado de momento de su militancia socialista, tendrá que llegar a dos conclusiones en su fuero interno. Que ‘su’ ley quizás debería tener, en algunos artículos, un repaso reformador de los que le gustan al PSOE cuando está en la oposición. Y que, en el fondo, ha tenido suerte. Porque si en vez de pertenecer al PSOE hubiera militado en las filas de la derecha, la opinión publicada habría sido con él inmisericorde.
TONIA ETXARRI, EL CORREO – 09/04/15