Editorial, LIBERTAD DIGITAL, 17/5/12
Ya pueden los terroristas tener lista su delegación para «abordar el diálogo directo», que esta vez, por parte del gobierno español, no van a acudir ni Ugartes, ni Veras, ni Arriolas, ni Zarzalejos, ni Eguigúrenes, ni Gómez Benítez ni ningún Moscoso.
La banda terrorista ETA acaba de emitir un nuevo comunicado, remitido a la agencia France Press, en el que básicamente viene a recordar las condiciones políticas y penitenciarias a las que ya vinculó su cese «definitivo de la violencia» anunciado el pasado 20 de octubre. En este nuevo comunicado la banda tiene la desfachatez de recordar que «ha respondido positivamente» a las demandas de la Conferencia Internacional de Paz celebrada el 17 de octubre en San Sebastián; demandas y conferencia que la propia ETA había impulsado desde muchísimos meses antes a través de Lokarri y otras organizaciones firmantes de la también proetarra Declaración de Bruselas. Claro que, como la celebración de esa nauseabunda conferencia en San Sebastián no solo contó con la condescendencia de Zapatero sino hasta con la participación oficial del PSE, los terroristas se permiten presentar como mérito «responder positivamente» a lo que, en realidad, siempre han buscado.
No obstante, como en esta ocasión ni desde el gobierno, ni desde el principal partido de la oposición, se ha maquillado el nauseabundo comunicado como una «buena noticia», no es necesario detenernos excesivamente en el componente chantajista que también trasluce el mismo cuando advierte a los Gobiernos de España y Francia de que «demorar la solución no es beneficioso para nadie y, además de alargar el sufrimiento, puede generar situaciones de bloqueo perjudiciales».
Y es que, vista la encomiable reacción del Gobierno al comunicado, bien podrá la banda terrorista anunciarnos en él que ya «ha nombrado a su delegación para abordar el diálogo directo con los gobiernos de España y Francia», que esta vez, por parte del gobierno español, no van a acudir ni Ugartes, niVeras, ni Arriolas, ni Zarzalejos, ni Eguigúrenes, ni Gómez Benítez ni ningún Moscoso. Sencillamente, parece que esta vez, por parte del gobierno de España, no se va mantener ningún tipo de «diálogo», «toma de temperatura», «verificación», o «contacto con el MLNV» ni con ningun otro falso «hombre de paz».
Dicho esto, ignoramos si entre los miembros de esta nueva delegación de ETA hay autores de asesinatos que permanecen impunes, tal y como sí sucedió con los miembros de las pasadas delegaciones de ETA en pasadas treguas. Lo decimos porque, aun si el único delito de estos delegados de la banda fuera el de pertenencia a banda armada, más que animarlos a disolverse o a entregar las armas, lo que habría que hacer es detenerlos; imperativo legal, político y moral aún más exigible si se tratara de los autores de múltiples asesinatos que, a día de hoy, siguen impunes.
Por lo demás, la reacción del ministro del Interior es tan plausible que hasta parecería que el paradigma del final dialogado de la violencia, suscrito por la totalidad de la clase política de nuestro país en el funesto Pacto de Ajuria Enea, está finalmente enterrado. Y es que si de verdad aspiramos a un fin de ETA acorde a la dignidad, memoria y justicia que merecen sus víctimas, los etarras se deben convencer de que no se van a repetir ni siquiera los errores con los que Zapatero justificó su infamia. ETA, sencillamente, debe perder toda esperanza, ya sea por matar o por anunciarnos que deja de hacerlo.
Editorial, LIBERTAD DIGITAL, 17/5/12