Del Blog de Santiago González
Autocriticar es para todo gobernante en ejercicio un verbo transitivo. El doctor Sánchez y su banda lo ejercen con generosidad e insistencia y el lehendakari Urkullu no tiene que envidiar a nadie en la materia. Eso como primer rasgo. El segundo es preparar a la peña para lo peor, aunque con una débil llama de esperanza al fin del túnel. “Lo peor está por llegar” dice el presidente del Gobierno cada vez que comparece ante las cámaras. “Retomar el pulso económico va a ser muy difícil. Saldremos magullados, doloridos, pero saldremos adelante”, decía ayer el lehendakari en una exótica comparecencia pedida por EH Bildu. Él apareció en Lehendakaritza, flanqueado por sus dos mujeres fuertes en este asunto: las consejeras de Interior, Beltrán de Heredia y de Sanidad, Nekane Murga. Frente a él, para pedirle cuentas, apenas diez parlamentarios, desde sus casas o desde sus despachos en el Parlamento vasco.
Se dio la circunstancia de que los miembros de la Diputación Permanente eran parlamentarios de la legislatura abortada por el lehendakari cuando decidió adelantar las elecciones. El portavoz de Elkarrekin Podemos, Lander Martínez, fue derrotado en las primarias de su partido, pero no pudo ser sustituido, por lo que seguía ejerciendo de portavoz de su formación ayer mismo, pese a que había anunciado su abandono de la política.
La intervención de Urkullu fue larga y prolija, se extendió a lo largo de su gestión que explicó día por día, cantando las bondades de la misma, con medidas de choque en todos los ámbitos, evitando la saturación de las UCIs. Es verdad que en Euskadi se ha registrado un mayor número de positivos, pero eso es porque aquí se han hecho más test.