EL MUNDO – 09/10/14
· ERC e ICV se oponen a que la votación se convierta en una fórmula «descafeinada»
Los ayuntamientos y la Asamblea Nacional Catalana (ANC) rechazaron ayer organizar una consulta alternativa sin carácter oficial para intentar salvar la imagen del Govern si éste no encuentra otro cauce para sacar las urnas a la calle el 9 de noviembre tras el veto a la votación impuesto por el Tribunal Constitucional (TC).
Después de que varios medios locales apuntaran que Artur Mas está sopesando delegar en los consistorios y la entidad independentista la celebración de una suerte de referéndum descafeinado, la Asociación Catalana de Municipios (ACM) y la entidad dirigida por Carme Forcadell descartaron asumir la responsabilidad de pilotar un 9-N «sin las garantías democráticas necesarias» para que sus resultados sean considerados legítimos.
La presunta salida ideada por el presidente de la Generalitat para burlar al TC fue tajantemente censurada por la ANC. «Ahora le toca al Govern», resolvió ayer su presidenta. Forcadell criticó que pretenda emularse la fórmula utilizada en las consultas independentistas populares que se extendieron por multitud de poblaciones catalanas entre 2009 y 2011. En conversación con este diario, el vicepresidente de la ANC, Jaume Marfany, añadió que «sólo una consulta hecha por la Generalitat tendría el reconocimiento exterior necesario» para que la independencia de Cataluña sea aceptada en foros internacionales. El vicepresidente de la ANC ve en el riesgo de baja participación otra flaqueza del 9-N alternativo que podría estar barajando el Govern: «Un 30% de votantes tiene el valor que tiene».
La segunda de las muletas sobre la que pretendería apoyarse Mas tampoco aceptó su propuesta. El presidente de la Asociación Catalana de Municipios, Miquel Buch, consideró «muy complicado que los ayuntamientos puedan organizar una consulta» porque «no se daría garantía absoluta de transparencia y participación».
Sobre el terreno, sin embargo, las opiniones son discrepantes. El alcalde socialista de Tarragona, Josep Fèlix Ballesteros, anunció ayer que paraliza los preparativos para colaborar en el 9-N, mientras que el de Reus –Carles Pellicer (CiU)– comunicó que sigue adelante. A medio camino se encuentra el de Barcelona. Fuentes del Gobierno de la capital catalana se negaron a valorar ayer el nuevo mecanismo de votación urdido por el Govern, pero sí subrayaron que todas las acciones de respaldo a la consulta realizadas hasta el momento fueron certificadas por el secretario municipal antes de la suspensión de la Ley de Consultas.
La vicepresidenta del Govern admitió ayer que no puede «arrogarse la competencia de dar instrucciones sobre las actuaciones a realizar por los secretarios de los ayuntamientos» en una misiva enviada al Colegio de Secretarios de la Administración Local de Cataluña, que le reclamó «instrucciones» sobre cómo actuar «mientras dure la suspensión» de la consulta. Joana Ortega añade que «las actuaciones deben adecuarse en todo momento a la legalidad aplicable», recurriendo una vez más a un ambiguo redactado para seguir ocultando los planes de Mas.
La suplantación de la consulta por otra alternativa también generó ayer un evidente malestar en el frente de los partidos soberanistas. Tanto ERC como ICV rechazaron la posibilidad de que la votación se convierta «en una consulta descafeinada», tal y como la bautizó el portavoz republicano Llúis Salvador. El portavoz del Ejecutivo, Francesc Homs, no obstante, desmintió que el Govern se haya planteado cualquier sustitutivo de la consulta tal y como la acordaron entre todas las fuerzas. Los partidos proconsulta, que acordaron reunirse en secreto hoy mismo, dejaron en suspenso dicha reunión al filtrarse su existencia en los medios.
EL MUNDO – 09/10/14