José Alejandro Vara-Vozpópuli
El plantón de la lideresa madrileña eclipsa el caso Begoña. Sánchez y Ayuso sacan partido a su pelea
Acaba de arrancar la carrera por la sucesión de Feijóo, insisten los coros bolaños. Un error de apreciación. El baile del delfinato viene de antes, desde la fatídica noche del 23 de julio. Taimados baroncillos mudaron su objetivo y se aprestaron raudos a la carrera. Desde entonces conspiran en secreto, filtran chismes a medios hostiles, intoxican con versiones adulteradas. ¡Ah, pero es ella! La de los codazos y ambiciones es ella, la reinona de Castilla, la emperatriz de Madrid.
Ayuso no acudirá este viernes a La Moncloa. Estará en Porriño (Pontevedra), en el homenaje a Antonio Palacios, arquitecto monumental. Declinó la llamada de Sánchez que tan obsequiosamente aceptó el resto de sus homólogos del PP, en un gesto que dicen ‘institucional’ pero se antoja rastrera. Hace unos días, desde Bruselas, el presidente del Gobierno insistió amablemente en su invitación a Ayuso, con unas afectuosas declaraciones en las que aseguraba que su novio, al que trataba de ‘delincuente confeso’, se lucró durante la pandemia, y especulaba con que su invitada se pudo beneficiar personalmente de estas las ilegalidades. Para animarla aún más a acercarse hasta La Moncloa, exhortaba a Feijóo a que «exija la dimisión de su jefa». Todo requiebros amables que delataban las ansias enormes por encontrarse con la ilustre presidenta.
No ha podido ser. Ayuso ha dicho que no, lo que ha provocado un revuelo de chicharras que aún resuena. Menuda sorpresa. Estaba anunciado desde el principio, cuando animó a sus pares a darle plantón al caudillo, esquivar esa trampa para poner sordina al pacto del cupo catalán, que dinamita la caja común de la Hacienda nacional. Exhortó entonces a rechazar esos encuentros bilaterales y reclamar todos a una la celebración de una conferencia de presidentes para abordar el tema de la financiación autonómica dentro de los paramétros que señala la Constitución. Los celos, las envidias, las pequeñas ambiciones de los caciquillos de su partido menospreciaron la sugerencia y optaron por ir desfilando, el uno del otro en pos, ante el gran petimetre, que se ha burlado de todos ellos, en especial del pobrecito manchego, a quien le han endilgado a traición un Guantánamo para emigrantes en un aeropuerto ignoto de su región.
Recordó Ayuso, no sin razón, que cinco años lleva el Gobierno persiguiendo a su familia con un ensañamiento furibundo. A su padre, ya fallecido, a su hermano, a su pareja, incluso a su sus amigos, su colegio, su pueblo
«La entiendo, pero yo sí habría acudido», dijo el portavoz Borja Sémper. Feijóo sugirió en su momento que había que asistir. La cantinela del ‘respeto institucional’. La que esgrime el presidente cuando airea insidias sobre la esposa del líder gallego. O boicotea los viajes del Rey. O manipula el Constitucional, excarcela etarras y amnistía a golpistas. Respeto. Pilar Alegría, la fiera de su niña, fue más original al acusar a la presidenta de ‘absentismo laboral’, el chiste de la semana. Estos nuevos letristas del Ala Oeste desayunan con cazalla. Para absentismo esos cinco días de retiro del gran narciso aún inexplicados.
Recordó Ayuso, no sin razón, que cinco años lleva el Gobierno persiguiendo a su familia con un ensañamiento feroz. A su padre, ya fallecido, a su hermano, a su pareja, incluso a sus amigos, su colegio, su pueblo…Un linchamiento del que participan los miembros del Gobierno en pleno, azuzados por la presión de ese hortera de ultramarinos que los comanda. El ministro del Interior Grande-Marlaska, quien en su día impostó de juez, quiso alcanzar el título de mayor rastrero de la banda al señalar que la aludida, «puede que se esté ocupando de los asuntos tan graves que tiene dentro de su casa. Cuando digo de su casa, es de su casa particular, no simplemente de la Comunidad de Madrid». Todo un Gabinete ocupándose de las cuestiones de un particular sobre el que alguien hizo llegar a la fiscalia sus problemas con el Fisco. ¿Cómo llegó esa información a la fiscal jefe de Madrid? ¿Quién desveló esa información privada? ¿Quién fue el primero en incurrir en la revelación de secretos? Eso está por saber. El Fiscal General de momento, imputado y sin ánimo de renunciar.
Mientras los papagayos orgánicos cacareaban argumentos recurrentes sobre ese ‘respeto institucional’, la lideresa perseguida sentenció con la frase más oportuna y desisiva de todo este vodevil: «El novio de Ayuso no va a la Puerta del Sol a hacer negocios y la suya sí los hace en La Moncloa»
En este cruce de mandobles entre Sánchez y Ayuso, el jefe de Gobierno ha recurrido a todo el aparato del Estado (fiscalía, Policía Nacional, Interior o esa vergonzosa Abogacía del Estado que ejerce de maporrera del gerifalte mayor) para arrasar a su rival. No lo ha conseguido. La hace más fuerte. La perseguida sentenció este vodevil con la frase más oportuna y decisiva: «El novio de Ayuso no va a la Puerta del Sol a hacer negocios y la suya sí los hace en La Moncloa».
Le faltó añadir un «tápese señor Sánchez», esa muletilla que el jefe de Gobierno le había dedicado el miércoles a Feijóo. A la presidenta madrileña no la ha convocado, interrogado o investigado ni la Fiscalía sanchista, ni el TSJ de Madrid, ni un juez de la Plaza de Catrilla, ni el Supremo, ni el Constitucional. Begoña Gómez está imputada por el juez Peinado por los presuntos delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios. Por seguir la jerga del sanchismo vociferante, lo de Ayuso es un ‘no caso‘ frente al ‘sí caso‘ de la dama imputada, ese tenebroso affaire que se extiende como un lodalzal ponzoñoso, «suficiente para envenenar a mil turcos», diría Conrad.