Santiago González, EL MUNDO, 22/6/12
Es una notable coincidencia que la sentencia del Tribunal Constitucional a favor de Sortu se produjera al día siguiente del 25º aniversario de la matanza de Hipercor, y en el mismo día en que el Tribunal Supremo y el Poder Judicial quedaban descabezados tras el éxito de la cacería del vocal Gómez Benítez contra Dívar. La legalización lleva al recuerdo del acto en que el partido batasunoahora legal presentó sus nuevos estatutos en el palacio Euskalduna de Bilbao, el 7 de febrero de 2011. Rufino Etxeberria hablaba de su rechazo a la violencia para el futuro y entre los suyos, mirándolo beatíficamente, estaba Eugenio Etxebeste, Antxon, ya calvo, con aspecto de prejubilado de la Kutxa. Él era jefe político de ETA hace 25 años. Así se lo hizo saber un mes antes de su muerte Txomin Iturbe a Sancristóbal, reclamándole en Argel para negociar. Así se hizo un mes después de Hipercor. El 10 de agosto, 50 días después del atentado, dos jefes policiales se sentaron a hablar con Antxon.
Sortu ya es legal. No conocemos la sentencia ni los votos, sólo el fallo, pero un tribunal de voluntariosos catedráticos ha vuelto a enmendar la plana a otro de jueces profesionales. Nada tan coherente como la perseverancia en el error. Como con Bildu, la ponencia le fue encargada a Elisa Pérez Vera, catedrática de Derecho Internacional Privado y, como entonces, tendrá un voto particular apabullante de Manuel Aragón Reyes, catedrático de Derecho Constitucional y especialista en Derechos Fundamentales, pero en un tribunal amateur es lógico que se imponga elamateurismo, la ilusión frente a la profesionalidad. Es tambiénAragón un brioso maverick en rebaño tan estabulado. Elegido como progresista, vota contra sus afines cuando le peta. Son las cosas del TC. Su anterior presidenta era una bienintencionada profesora de Derecho Laboral. Si hubiera sido una simple juez de instrucción nunca habría accedido a asesorar a quien se le presentó como víctima de maltrato y que después resultó ser la asesina de su marido.
Al partido que el mes pasado consideraba intolerable que el presidente de RTVE no fuera elegido por mayoría muy cualificada de tres quintos, ni siquiera le parecía curioso que el Constitucional adoptara decisión tan controvertida por la mínima de seis a cinco, aunque se deba decir en su descargo que la victoria no habría sido tan apretada si Aragón no hubiera salido rana.
El antiguo negociador de Argel, entre el misterio de la transustanciación y el de la Santísima Trinidad, es ya un gozoso militante de Sortu, sin que sepamos en qué preciso momento dejó de ser un terrorista. Creemos que no lo hará más, no están los tiempos para ello, ni él en la edad. Pero no sabemos si le pesa, si está arrepentido, ni si las noches se le llenan de pesadillas con hogueras, con el recuerdo de tantas personas a las que su organización quemó vivas, con aquella mezcla de explosivo, líquido inflamable y escamas de jabón pegada a su piel. ¿Por qué pone tan contenta a tanta gente, al lehendakari mismamente, que un tipo como éste pueda tener un carné de partido sin haber entonado un mea culpa?
Santiago González, EL MUNDO, 22/6/12