EL MUNDO 14/12/12
El ex presidente del Gobierno José María Aznar propuso ayer que la política española recupere a Jaime Mayor Oreja. A su juicio, es una de las figuras políticas «de las que España puede disponer para encontrar de nuevo su camino»; una «persona de referencia» frente a la actual crisis, que «está vinculada a la política seria, de verdad, a la que necesitamos».
Así se pronunció Aznar en la laudatio previa a la investidura de su ex ministro del Interior, y ahora portavoz popular en el Parlamento Europeo, como doctor honoris causa por la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), de cuya cátedra de honor él también forma parte. El también presidente de honor del PP llegó a reivindicar a Mayor frente a los que «tratan de distorsionar su imagen» por «el hecho de que habitualmente termine por tener razón».
El propio Mayor se hizo eco de esta idea en su discurso, con el que sentenció que «estamos sumidos en una crisis total» en la que, según llegó a afirmar, aparentemente sobre sí mismo, «el que denuncia la mentira parece un pesimista incorregible o un extremista».
Y es que todo el eje de su lección magistral giró en torno a la «verdad» y la «regeneración» moral como un arma contra el «relativismo» que, a su juicio, es el que ha ahondado la crisis en España y ha «envejecido» la democracia en sólo 35 años. Un relativismo cuyo «primer efecto» es que «la mayoría se encuentra sometida a una alianza negativa de minorías, cuyo único nexo es el deseo de poner ruptura donde había consenso».
En su diagnóstico, Mayor llegó a cuantificar tres grandes ámbitos: la «relativización del derecho a la vida y de la familia», la «relativización de España y de la Constitución», y la «relativización del nacionalismo y ETA». Tachó, en este contexto, de «actitud suicida» el hecho de que «se impida o se obstaculice la educación en español».
Así, a diferencia de la creciente opinión política de que los problemas territoriales de España se sitúan en el origen de la Transición y en la propia Constitución, Mayor defendió que aquél fue «un buen proyecto» que ha sido atacado por unas «fuerzas del relativismo», la más «radical» de las cuales fue ejecutada por José Luis Rodríguez Zapatero y que, hoy por hoy, «van ganando». «La España actual parece el reverso de la España que supo hacer la Transición», afirmó, «y parece que hayamos vuelto a la casilla de salida».
En este sentido, Mayor fue taxativo. Se pronunció contrario a una «segunda Transición», lo que, de manera implícita, excluyó una reforma constitucional. Sí abogó por emprender «reformas institucionales», pero subrayó que ello no servirá de nada si «no cambiamos de actitud».
«Personas con valores hicieron posible la Transición y un orden político equilibrado; personas sin valores han impulsado su destrucción», proclamó ante el claustro. Y aún añadió: «Se han erosionado los pilares de nuestra democracia. Rozamos la partitocracia».
En último término, Mayor emplazó a la formación de una «aparente minoría activa», «que denuncie y resista la pretensión de crear un orden social artificial basado en contravalores, que sepa acreditarse como la mayoría social que realmente es».