ABC 21/02/15
EDITORIAL
· El peligroso populismo que gobierna en Grecia comienza a ceder ante las lógicas reclamaciones de la UE, admitiendo así que su programa era irrealizable y contraproducente
TRAS varias semanas de incertidumbre, el Eurogrupo dio anoche un paso adelante para renovar, solo por cuatro meses, el plan de rescate heleno, que expira el próximo sábado, después de que Atenas y el resto de socios comunitarios acordaran una serie de puntos básicos. Se trata de una noticia positiva, ya que garantiza el necesario marco de estabilidad financiera que necesita Europa y, muy especialmente, Grecia para superar la grave crisis de los últimos años. Sin embargo, lo más relevante es que el peligroso populismo que gobierna en Grecia está cediendo a las lógicas reclamaciones de la UE, admitiendo así que su programa era irrealizable, además de contraproducente para el pueblo griego. A cambio, Alexis Tsipras deberá concretar este mismo lunes una primera y detallada lista de reformas prioritarias, basadas en el actual rescate. El populismo quizá pueda existir en las urnas, pero no se sostiene en las mesas de negociación de la economía real.
Desde que la izquierda radical llegó al poder en Grecia, no solo ha puesto en riesgo la integridad de la zona euro, sino la prosperidad de los griegos, demostrando una profunda irresponsabilidad. Su actitud chantajista ante el Eurogrupo se ha materializado en un elevado grado de incertidumbre acerca del presente y futuro de Grecia, desatando una nueva y dañina tormenta sobre la economía del país, justo cuando empezaba a registrar los primeros síntomas de crecimiento tras seis largos y difíciles años de crisis. En un principio, Tsipras amenazó con impagar la deuda pública de su país, provocando la lógica suspensión de la financiación europea, de la que, hoy por hoy, depende para poder sufragar el conjunto de servicios, prestaciones y empleos públicos. Sufragado en parte con el dinero y el sacrificio de los españoles, la cuantía del rescate heleno supera los 240.000 millones de euros y –tras la aplicación de una quita muy sustancial a sus acreedores privados y las facilidades de pago otorgadas posteriormente por la eurozona– Grecia soporta hoy una reducida carga financiera y unos amplios plazos de amortización que, sin duda, permiten la devolución total del préstamo.
Los ajustes y reformas que el Eurogrupo exige a Tsipras son la única vía para poder garantizar la sostenibilidad de Grecia, ya que su objetivo no es otro que mantener el equilibrio presupuestario y mejorar la competitividad de la economía helena. En cambio, la receta que proponía Syriza, consistente en disparar el gasto y reforzar las rigideces económicas, conduce a la senda de despilfarros y escasa productividad que provocaron la quiebra de Grecia y su actual ruina. Fuera de su burbuja, el populismo no tiene posibilidades de sobrevivir sin cambiar radicalmente de discurso. El lunes, Tsipras está obligado a desmarcarse y someterse a un baño de agua fría y realismo.