ABC – 09/10/14
· Los dos clubes catalanes de Primera tendrían que reinventarse si dejaran de competir en España, aunque el Barcelona cree que la LFP le necesita.
Escuchar gritos a favor de la independencia de Cataluña en el Camp Nou es tan normal que hace unas semanas un videojuego se planteó, para mayor realismo, la posibilidad de recrearlos. Sucede en el minuto 17 y 14 segundos (en alusión a la derrota contra las tropas de Felipe V) de cada parte desde el primer clásico liguero de la temporada 2012-2013, poco después de que fracasaran las conversaciones entre Mariano Rajoy y Artur Mas por el pacto fiscal. Por entonces, los cánticos fueron noticia, pero hoy en día se ha convertido en algo habitual que una porción de la sociedad catalana utilice el foro deportivo más grande de la comunidad autónoma (y de toda España) para una reclamación política tan encendida.
Mientras, el Barcelona, un anfitrión que se define como «catalanista», asiste a una realidad contradictoria. No puede entregarse enteramente al independentismo. Sabe de la inclinación separatista de parte de su masa social, no la combate y está tibiamente a favor de la consulta del 9 de noviembre, pero a la vez es consciente de que el negocio se le puede estropear con una remota secesión.
Suculentos contratos
Y es que el invento, tal y como está montado hoy, le proporciona al Barça suculentos ingresos televisivos y numerosos contratos de patrocinio que le permiten competir con los grandes de Europa a través de su posición privilegiada en la Liga española. Si puede mantener a Messi, Neymar, Iniesta, Suárez o Xavi es gracias a los más de 140 millones anuales que cobra solo en concepto de los derechos por la retransmisión de los partidos de Liga y Copa. Por lo tanto, si Cataluña se independizara próximamente, el club prevé que necesitaría seguir compitiendo en España para mantener su estatus, lo cual, por otra parte, iría en contra de la legislación vigente. De puertas hacia adentro, la directiva azulgrana observa el panorama con cierta intranquilidad, pero a la vez sabe del gancho que tiene la rivalidad Barça-Madrid, un enfrentamiento que en los últimos años se ha promovido como principal reclamo de la LFP. De hecho, su presidente, Javier Tebas, desveló el lunes que solo los dos clásicos suponen un 4% del total de la audiencia que generan todos los partidos de Primera y Segunda en una temporada (842 encuentros). «No me quiero quedar sin el clásico. No entiendo a España sin Cataluña y la Liga sin el Barça perdería mucho», añadió Tebas.
El Barcelona considera que todo este debate es precipitado. Nadie de la junta toma partido en público. Hay demasiado que perder. Es más, el club ni siquiera acepta adherirse al Pacto Nacional por el Derecho a Decidir, consciente de que el gesto podría denotar demasiada simpatía por la causa independentista.
Pese a la presencia (a título personal) del presidente Bartomeu en la manifestación de la Diada, el discurso oficial de la entidad, por insípido, no satisface a los nacionalistas. No basta, por lo visto, con prestar el Camp Nou para conciertos reivindicativos o cadenas humanas (2013). Eso sí, queda la frase de Sandro Rosell, quien meses antes de dimitir dijo no tener «ninguna duda de que el Barça, igual que el Mónaco en Francia» seguiría jugando en la LFP si Cataluña se independizara.
En esa misma línea, contraria a la legislación actual, se mostró la Plataforma Pro Selecciones Catalanas, que mediante un comunicado acusó a Tebas de «infundir miedo» y proclamó
que el Barça y el Español jugarán «donde quieran». «¿Alguien cree que la LFP dejará marchar al Barça?», cuestionó dicha asociación, horas después de que el presidente de la Liga descartara, por un tema «legal», el concurso de equipos catalanes en competiciones españolas si hubiera separación.
«Política ficción»
Mientras, el Español se mantiene aún más al margen que su gigante vecino. Se define como una «empresa privada» cuyo ámbito se limita al deporte. «No nos decantamos en circunstancias de política ficción como las que vivimos hoy en día en Cataluña», aseguró a ABC un representante del club blanquiazul, sin duda uno de los más críticos con la gestión de Tebas al frente de la LFP. El consejo de administración del Español, con Joan Collet al frente, prefiere no explorar el terreno político y centrarse en lo deportivo.
ABC – 09/10/14