Juan Mari Gastaca, EL PAÍS, 19/4/12
En Euskadi, el pacto de estabilidad entre PSE-EE y PP sigue en pie por inercia y no por convicción. Si bien es cierto que por razones de imagen ninguno de los dos partidos se atreve, de momento, a provocar su ruptura, la ausencia de sintonía política haría comprensible, sin duda, la disolución en el caso de que se produjera. Hasta entonces, cada parte implicada en el acuerdo pone todo su empeño en alentar las profundas divergencias que ideológicamente les separan. Así, Patxi López, se ha convertido en el principal ariete contra la política ultraliberal de Mariano Rajoy hasta un nivel que provoca irritación a su socio en Euskadi. A su vez, el PP vasco ha afeado al Gobierno vasco su débil política ante la crisis y, sobre todo, que vaya un paso más allá en la política favorable a los presos de ETA
Con todo, hasta ahora no se había llegado a los golpes bajos. Antonio Basagoiti, presidente del PP vasco, ya ha levantado la veda. Irritado por esta línea crítica que viene manteniendo intencionadamente López como referente válido de la oposición del PSOE, el líder de los populares vascos no ha dudado en descalificar en público al propio lehendakari por carecer de título académico alguno. Además de recordarle su escaso ritmo de trabajo, y aunque en ningún momento utilizó su nombre, nadie tuvo dudas del destinatario cuando dijo: «Tiene menos preparación que Homer Simpson».
Basagoiti, licenciado en derecho, entiende, por tanto, que una persona sin estudios no está capacitada para cuestionar la política económica del Gobierno español. López, que no ha pasado por la Universidad, viene criticando el negativo impacto de los recortes anunciados en Educación y Sanidad, e incluso ha advertido de acudir a los tribunales si entiende que existe una posible invasión de las competencias de la autonomía vascas. Así se explicaría la sorprendente mofa que causó una lógica hilaridad entre los asistentes a la conferencia del presidente de Extremadur, el popular José Antonio Monago.
Pero más allá de este desprecio personal, que refleja, lógicamente, el actual desafecto entre ambos partidos, e incluso la capacidad de contención ante la crítica, se proyecta una sensación perniciosa para la continuidad de un pacto en el País Vasco porque dinamita buena parte de su razón de ser, muy cuestionada desde sectores abertzales, además, desde que ETA anunció el final de la violencia. ¿El PSE-EE se quedará de brazos cruzados tras la bofetada para no echar más leña al fuego?
Juan Mari Gastaca, EL PAÍS, 19/4/12