Alberto Ayala, EL CORREO, 11/10/12
El descrédito de los grandes partidos reabre las opciones de Ezker Anitza-iu y de UPYD de repetir en el próximo Parlamento vasco
Siempre se había dado por hecho que el fin de ETA se traduciría en una recomposición del mapa político vasco. Recomposición entendida como simplificación. O lo que es lo mismo, que la Euskadi en paz tendría sólo cuatro grandes actores: dos en la órbita nacionalista (el PNV y la coalición que encabeza y controla la izquierda abertzale tradicional) y otras dos formaciones de implantación estatal (PSE y PP). Dos opciones que se reclaman de centroderecha y otras dos de izquierda.
Las elecciones municipales y forales de mayo del pasado año parecieron apuntar en esa dirección, tal vez con la excepción alavesa. Otro tanto puede decirse del plácet judicial al retorno de la antigua Batasuna y sus socios a las instituciones. Socios entre los que figura Aralar, tras su precipitada decisión de plegar velas y regresar a sus orígenes para reconstruir la casa común de la izquierda abertzale, pese a que ello haya orillado, por ahora sin destino conocido, a políticos que como Aintzane Ezenarro o Mikel Basabe han jugado un papel destacado en el Parlamento autónomo en la legislatura que expira.
Todo según lo previsto… hasta que ha llegado lo peor de la crisis. La desafortunada gestión de Zapatero en su segundo mandato y la de un Rajoy tan esquivo como por ahora ineficaz han disparado el desánimo y los índices de desafección ciudadana hacia la política y los políticos hasta niveles desconocidos desde la recuperación de la democracia.
Las negativas consecuencias del cabreo se las reparten PP y PSOE casi a partes iguales, según las encuestas. Los beneficiarios, la UPyD de Rosa Díez y la Izquierda Unida de Cayo Lara que empiezan a engordar sus expectativas de voto con los desafectos que abandonan las naves de Rajoy y Rubalcaba, respectivamente.
Distintos papeles
La marea parece haber alcanzado Euskadi por más que los comicios del día 21 no puedan interpretarse aquí en clave esencialmente nacional, a diferencia de Galicia. Los sondeos dicen que el desacuerdo y el desapego con la actuación nacional de PP y PSOE también decantará posiciones en la cita con las urnas de dentro de diez días. Ello ha reabierto las probabilidades de UPyD y de Izquierda Unida de volver a contar con representación en el Parlamento de Vitoria la próxima legislatura.
No lo tienen fácil. UPyD sólo parece tener opciones en Álava. Con cuatro partidos que se situarán en torno a la barrera del 20% de los votos, Gorka Maneiro necesitará probablemente acercarse al 4% de los sufragios para afianzar sus opciones de escaño. Además, el caladero donde pescar es el PP, especialmente fuerte en esta provincia, en la que gobierna la Diputación y el Ayuntamiento de Vitoria.
Los problemas de Mikel Arana son de otra índole. La bolsa de votos de desencantados del PSE parece amplia, en especial en Bizkaia. El problema es que sepan antes de introducir la papeleta en la urna que la marca en Euskadi de la Izquierda Unida federal de Cayo Lara es Ezker Anitza-IU y no la EB de Madrazo. No le ayuda precisamente el que, por ejemplo, en el debate a seis de ayer en ETB, la junta electoral otorgara una silla a EB y ninguna a IU.
No es fácil que un eventual diputado de UPyD juegue un papel relevante en los pactos postelectorales. Por contra, habría que tener muy en cuenta una mayoría EH Bildu-PSE-IU, si se diera, en asuntos como la fiscalidad.
Alberto Ayala, EL CORREO, 11/10/12