ABC 26/03/16
· Una operación policial con un tiroteo vuelve a paralizar Bruselas
· En un registro coordinado con la Policía francesa tras las detenciones de Argenteuil los agentes dispararon a un sospechoso que se negó a colaborar
La mochila, sin elementos peligrosos Los artificieros hicieron estallar la mochila del sospechoso y vieron que no tenía elementos peligrosos. Los vecinos escucharon disparos y explosiones
Desde la página 1 Se acabará algún día esta locura?», se pregunta mucha gente en Bruselas. La sucesión de alarmas y de operaciones policiales no hacen fácil volver a una normalidad que ahora parece imposible de recuperar. Ayer mismo, cuando toda la atención estaba concentrada en la comparecencia parlamentaria de los ministros del Interior y de Justicia, los presentadores de los informativos de televisión no sabían cuál de las noticias mostrar: si a Jean Jambon explicándose ante los parlamentarios por haber dejado moverse libremente a los autores de las matanzas de París y de Bruselas o a los reporteros que tenían las cámaras en pleno barrio de Schaerbeek, donde una operación policial acababa de dejar a una persona herida a tiros en el suelo.
La Fiscalía federal informó a primera hora de la tarde que un sospechoso había resultado herido en la pierna durante su detención por las fuerzas especiales mientras estas llevaban a cabo un registro en Schaerbeek (norte de la ciudad), uno de los barrios con mayor proporción musulmana. Las circunstancias en las que se habían producido los hechos tardaron en aclararse, aunque se supo que se trataba de una operación policial relacionada con los atentados que habían sido desactivados horas antes en la ciudad francesa de Argenteuil en los que esta persona y otros tres detenidos durante la mañana podrían haber tenido una vinculación directa. Durante la noche anterior habían sido detenidas seis personas que ayer seguían siendo interrogadas.
La vinculación entre la galaxia del radicalismo islámico en Bélgica y Francia parece una constante en todas las tramas que salen a la luz, como sucedió con los atentados del 13 de noviembre en París y el 22 de marzo en Bruselas. No se puede descartar tampoco que finalmente la trama desbaratada ahora también acabe teniendo ramificaciones con las bombas en el aeropuerto de Zaventem o la estación de Maalbeek de Bruselas.
La policía había acordonado la zona de las proximidades de la plaza Meiser, una importante arteria de circunvalación en el norte de la ciudad, de manera que las versiones que se conocían ayer tarde están basadas en los testimonios de los vecinos difundidos por las redes sociales. Las imágenes mostraban a un hombre tendido en el suelo junto a las vías del tranvía, herido y con una mochila sujeta con una mano. En algunos casos se veía lo que algunos identificaban como una ametralladora a su lado. La cadena de televisiónelevisión pública francófona afirmaba queue la persona herida era alguien al quee la policía pretendía detener pero que nono res-respondió a ninguna de las órdenesnes que le fueron dadas para que dejasease una mochila que llevaba consigo. Tampoco ha querido levantar su ropa para demostrar que no llevabaa un chaleco explosivo, por lo quee los agentes le han disparado en unaa pier-pierna para «neutralizarlo», segúnn el len-lenguaje profesional de las fuerzas de seguridad. La persona ha sido llevada a un hospital para tratar su herida.
Después se ha comprobado que no cargaba ningún explosivo. Los artificieros han hecho estallar la mochila y han visto que no tenía elementos peligrosos. Los disparos y las explosiones que han escuchado los vecinos (a los que se les recomendaba no asomarse a la ventana) correspondían a la acción de los agentes.
El tráfico ha estado cortado durante más de una hora en una zona especialmente sensible para la circulación, lo que ha tenido fuertes repercusiones en toda la zona, porque en Bruselas el Viernes Santo ya no es un día festivo, que es otra de las concesiones políticas al multiculturalismo de lo políticamente correcto.
¿Se acabará algún día esta locura? Por ahora, los periódicos, las radios y las televisiones de Bruselas no tienen más remedio que seguir hablando de terrorismo y de terroristas. Los expertos insisten en que el superviviente de los atentados de París, Salah Abdeslam, tenía planes para desarrollar en Bruselas un ataque del mismo tipo que los que se cometieron en la capital francesa y que él no llegó a llevar a cabo en el último momento. Es decir, que durante los cuatro meses de huida no estuvo solamente intentando salvarse, sino que preparaba una acción basada en un tiroteo indiscriminado en una zona concurrida. Ahora ya está detenido, pero al contrario de lo que había prometido su abogado, el polémico Sven Mary, se niega a colaborar con la policía belga desde que se ha enterado de los atentados de Zaventem y del metro de Bruselas. Abdeslam, que quiere ser trasladado cuanto antes a Francia, país que ha pedido su extradición, ya que aunque nacido en Bélgica es de pasaporte francés, no quiere decir lo que sabe de lo que planearon sus compinches que luego cometieron los atentados del martes pasado ni de lo que pueden estar preparando otros terroristas de los que aún se ignora su existencia.
Entonces, ¿por qué el centro de análisis de la amenaza terrorista (OCAM), la agencia independiente que determina el nivel de alerta, decidió este jueves rebajarla al nivel 3 (de 4) justo cuando terminaron los tres días de luto a pesar de que hay al menos dos terroristas que han escapado de los dos atentados y que siguen huidos? La determinación de dejar que el país vuelva cuanto antes a la vida normal es lo que más ha pesado ahora a la hora de analizar la situación. Aumentar el nivel de alerta después de los atentados de París dejó al país completamente paralizado y a la población perpleja porque no percibían ningún tipo de riesgo directo. Ahora que llevan casi una semana escuchando sirenas, disparos y explosiones, mientras van descubriendo poco a poco la larga lista de víctimas, escrita tras una minuciosa labor de reconstrucción de cuerpos destrozados por la metralla, ahora que saben que hay al menos dos asesinos ocultos en la ciudad, cómplices de los que se suicidaron con las bombas, ahora que todo el mundo está mirando a Bélgica con ojos de incredulidad por la incompetencia de sus servicios de seguridad, ahora intentan que la ciudad vuelva a la normalidad. ¿Se acabará algún día esta locura?