EL MUNDO – 23/03/16
· Los servicios de inteligencia europeos estaban con todos los sentidos en alerta. Habían recibido inputs, pistas, indicios de que los terroristas podrían estar ultimando atentados en el corazón de Europa.
· Los mensajes entre radicales por redes sociales habían provocado una importante inquietud en los últimos días entre los servicios antiterroristas europeos punteros. Y la zona de riesgo era, en efecto, Bélgica.
La debilidad de este país en su lucha contra el terrorismo está siendo explotada por Daesh (IS). El temor, ahora, es otro atentado, «el eco» del de ayer. Que se produzca otra acción en un margen de 24 horas en otro país de la UE con los denominados comandos gemelos.
Las voces de los expertos en la lucha contra el terrorismo sostienen que el atentado de ayer no es una respuesta en sí misma a la detención en Bruselas de Salah Abdeslam, autor de los atentados de París, sino una consecuencia. Apuntan como probable que los autores de la masacre pudieran pertenecer a algún comando vinculado con Abdeslam que ya tuviera en mente perpetrar una acción como la de ayer. De esta manera, la detención del autor de los atentados de París lo que hubiera provocado es una precipitación del ataque de ayer, ante el riesgo de que la captura de su «compañero» llevara a la Policía a su pista.
Entre las iniciativas de protección a nivel europeo se ha redoblado el esfuerzo en el control de internet, por si se produce algún mensaje de última hora que pueda ser interpretado como un aumento del riesgo de atentado de manera inmediata y en alguna zona concreta. El ciberterrorismo es una de las máximas preocupaciones, porque internet se ha convertido en la vía de comunicación principal entre terroristas.
Lo que menos sorprende a los especialistas antiterroristas es que, de nuevo, Bélgica, el corazón de la Unión Europea, haya dado imagen de máxima debilidad para luchar contra el terrorismo. Recuerdan la «histórica pasividad» de los dirigentes políticos y policiales contra el terrorismo que afectaba a otros países de la UE, como era el caso de España en su lucha contra ETA. El malestar histórico que ha existido en el seno de la UE con la «pasividad» belga es enorme.
Las fuentes consultadas recuerdan cómo un barrio entero –Molenbeek– se ha convertido en el santuario más seguro para las estructuras yihadistas en Europa desde hace lustros. Para muestra, aportan dos datos: el primero, que uno de los condenados por la masacre del 11-M en Madrid, Youssef Belhadj, era de Molenbeek y allí fue arrestado tras huir de España. El segundo, que los autores de la masacre en la revista Charlie Hebdo compraron armas en Molenbeek.
Recuerdan asimismo cómo la legislación belga apenas ha avanzado en la lucha contra el yihadismo. De hecho, su norma en el control de armas es una de las más laxas de la UE. Hasta 2006, se podían comprar armas mostrando simplemente un DNI. Pese a que se produjo un endurecimiento de la legislación, existe aún un potente mercado negro de armas que permite comprar un AK-47 con 400 balas por entre 1.000 y 2.000 euros.
Recuerdan cómo en aquel país es prácticamente imposible poner en marcha una actuación policial en un domicilio una vez que se hace de noche; una legislación de los años 60 que está pendiente de ser modificada.
Recuerdan cómo los cuerpos policiales belgas están más pendientes de ganar la batalla mediática uno a otro, de ponerse medallas, que de dar una cobertura general de seguridad en el país y, por extensión, en Europa. Existen hasta seis cuerpos de policía diferentes en Bélgica.
Recuerdan cómo los operativos belgas están a años luz en la lucha antiterrorista. Consideran imprescindible avanzar en la coordinación de la información, algo que brilla por su ausencia en un país que reclama reformas policiales estructurales, ya que su burocracia es tremenda.
Recuerdan cómo Abdeslam estaba residiendo en la vivienda de un familiar sin que los policías belgas le detectaran, algo que sólo ocurrió por la información que llegó desde los servicios franceses.
Recuerdan que Bélgica es el país de la UE desde donde más radicales han partido para combatir con el autodenominado Estado Islámico en Siria: casi 3.000, de los que han vuelto casi dos centenares. La gran mayoría de estos retornados está en el barrio santuario.
Recuerdan que hasta hace «cuatro días» el control sobre las tarjetas prepago de teléfono era inexistente y se podían comprar sin tener que identificarse. Están fuera de control decenas de miles de tarjetas y a nadie se le escapa la capacidad de movimientos que puede llevar este tipo de tarjetas.
Pero sobre todo, recuerdan que en Bruselas, con 1,2 millones de habitantes, hay seis cuerpos diferentes de policía, que tienen problemas a veces incluso para entenderse, pues no hablan siquiera el mismo idioma. Cuerpos policiales que pelean por recursos y competencias.
El intercambio de información y la colaboración entre las diferentes policías es algo muy complicado. La policía local a veces se encarga de vigilancia, pero le corresponde a los agentes de la policía federal analizar y hacer las pesquisas.
Los expertos en la lucha contra el terrorismo ponen para finalizar especial énfasis en lo que falta: medidas conjuntas policiales y de inteligencia en toda la UE. Reclaman medidas de identificación de las personas que se mueven en avión entre países europeos. Reclaman un necesario acceso a los datos antiterroristas entre países de forma inmediata. Reclaman una mayor comunicación policial entre naciones. Y reclaman un cuerpo policial europeo conjunto que permita avanzar en la coordinación contra el terrorismo internacional.
EL MUNDO – 23/03/16