Juan Carlos Girauta-El Debate
  • Más de trece años lleva por tanto la pésima encaramada a lo alto. Leo aquí que la agraciada ha cobrado un sobresueldo de 150.000 euros, y que ha adquirido dos inmuebles de 400 metros cuadrados. Todo adobado con la pirula de la compra de obras de arte. Cómo prosperan los pésimos con el socialismo

Todo en la relación de María Antonia Blasco con el CNIO es irregular, empezando por su nombramiento. Cuando su predecesor Mariano Barbacid abandonó el cargo para volver a encabezar su equipo de investigación, el patronato del CNIO contrató a una empresa de selección de directivos (head hunters) para localizar al sucesor más adecuado. La preselección dejó un grupo de diez candidatos, que fueron evaluados por la entidad y por un Comité Científico Asesor. Como ejemplo del nivel al que se aspiraba y de la seriedad hasta entonces observada, formaban parte del comité asesor los directores de dos centro nacionales de cáncer: los de Países Bajos y Dinamarca, entre otras figuras de acreditado prestigio mundial. Tras las respectivas evaluaciones, los dos candidatos mejor valorados fueron: un investigador italiano, el Dr. Pier Paolo Pandolfi, que ocupaba en esos momentos el puesto de Jefe del Departamento de Medicina y Patología del Hospital Beth Israel Deaconess de la Universidad de Harvard; el otro era el patólogo portugués Carlos Caldas, Profesor del Departamento de Oncología Clínica de la Universidad de Cambridge, Reino Unido.

En décimo lugar (de diez, recordemos), aparecía María Antonia Blasco. Es entonces cuando irrumpe en esta deprimente historia la entonces ministra de Ciencia Cristina Garmendia, compañera de doctorado de Blasco en el grupo de la Dra. Margarita Salas. Fue enterarse del interés que el Dr. Pandolfi mostraba por el puesto (llegó a solicitar plazas en el Liceo italiano para sus hijos) y cortar la hierba bajo los pies del dotado investigador, que en principio tenía todas las de ganar. Garmendia reunió al Patronato en una convocatoria extraordinaria para nombrar directora del CNIO a la que había obtenido la evaluación pésima. Así llegó María Antonia Blasco a su puesto, en contra del procedimiento de selección, de los integrantes y de los criterios previstos. Como es natural, al ver sus consejos completamente ninguneados por un indecente acto de amiguismo, el Comité Científico Asesor dimitió en pleno. Un problemilla para la beneficiaría, que veía suspenderse el proceso de nombramiento ante tan grosera y arbitraria vulneración.

Había que atar el arreglo, el amaño, y así se hizo: el vicepresidente del Patronato y Director del Instituto de Salud Carlos III, el Dr. José Navas, realizó una nueva convocatoria que no fue publicada, quedando violada la más elemental norma procedimental de las entidades públicas. Una vez amañado el seudoprocedimiento de ese modo que solo los socialistas y sus adláteres saben amañar, la única candidata fue… ¡María Antonia Blasco! Qué sorpresa, quién lo iba a decir. Como resultado inmediato, un Tribunal de tres miembros eligió a la pésima por unanimidad. Al mes siguiente, el 23 de junio de 2011, se formalizó el nombramiento. Más de trece años lleva por tanto la pésima encaramada a lo alto. Leo aquí que la agraciada ha cobrado un sobresueldo de 150.000 euros, y que ha adquirido dos inmuebles de 400 metros cuadrados. Todo adobado con la pirula de la compra de obras de arte. Cómo prosperan los pésimos con el socialismo.