EL PAÍS, 21/7/2011
El PNV evidenció ayer la situación de debilidad institucional en la que ha quedado tras las últimas elecciones forales, pese a ser el partido más votado.
Hasta el punto de que tuvo que modificar su estrategia habitual de intervenciones para no verse solapado. Roto el esquema de tres Diputaciones peneuvistas contra el Gobierno vasco, a los nacionalistas solo les queda hacer valer su posición hegemónica en el territorio más poblado.
Por eso el diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, tuvo que plegarse a realizar sus primeras declaraciones tras el encuentro con el líder del Ejecutivo autónomo, Patxi López, en la propia sede de Lehendakaritza. Rompió así la costumbre que hasta ahora había mantenido el PNV de no ofrecer ninguna valoración de las reuniones con el lehendakari en plaza ajena, para realizarlas posteriormente en sus bastiones forales o en Sabin Etxea. Mantener esa estrategia hubiera relegado ayer al máximo representante institucional vizcaíno a poco más que el anonimato.
No fue el único cambio respecto a encuentros previos. Bilbao ofreció en Vitoria un análisis «general y de urgencia» que, en principio, tenía previsto ampliar por la tarde. Su rueda de prensa, sin embargo, se celebrará finalmente hoy por la mañana. Una decisión que, reflexión política al margen, le permite ganar su propio escenario un día después del encuentro, ya que ayer hubiera tenido que compartir el protagonismo con los otros dos diputados generales.
Bilbao avanzó ayer que la reunión con López se celebró en un ambiente de «cordialidad», pero advirtió también de que su grado de decepción fue «importante». Aunque hoy explicará las causas concretas del desencuentro, todo apunta a que el PNV no coincide con el PSE en la pretensión de subir determinados impuestos a algunos colectivos. Un argumento que le servirá al diputado general de Bizkaia para mantener su condición de azote del Gobierno socialista.