EL MUNDO – 30/08/14
· Fue la más votada en mayo en 128 pueblos, consolida San Sebastián y pretende Vitoria.
276 votos y el coraje de Carlos García arrebataron en junio de 2011 la Alcaldía de Elorrio a Bildu. La celebración del Pleno de constitución del Consistorio vizcaíno volvió a mostrar las imágenes más duras de la persecución política de la izquierda abertzale contra los cargos públicos no nacionalistas. García levantó la mano para votar a la candidata del PNV, Ana Otadui, y todos los seguidores abertzales presentes en el Pleno reprobaron a García y boicotearon el discurso de la nueva alcaldesa. Casi cuatro años después, el candidato de Bildu en Elorrio sería uno de los grandes beneficiados con la reforma electoral que defiende el Gobierno español.
Bildu, que ya logró 106 alcaldías en 2011 en Euskadi, aspira a gobernar en los casi 130 municipios en los que fue la lista más votada en las europeas de 2014. Hasta Vitoria, la capital política de Euskadi, está a su alcance.
«Ya el 90% de los pueblos guipuzcoanos están controlados por Bildu porque en 2011 el PNV no quiso conformar otras mayorías donde la izquierda abertzale no tenía mayoría absoluta», argumentaba uno de los miembros de la dirección del PP vasco ayer horas después de que la vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría utilizara como argumento para justificar su propuesta de cambio electoral que Bildu será una de las siglas beneficiadas por la reforma.
En este cálculo coinciden todos los partidos políticos vascos que, salvo el PP, han rechazado la propuesta de reforma. Hasta la portavoz de Bildu, Maribi Ugarteburu, se posicionó contra el «rodillo legislativo» del PP en el Congreso cuando comenzó a barajarse esta modificación electoral.
Bildu –coalición abertzale que debutó en las elecciones municipales de 2011 sin la inclusión aún de Aralar– consiguió 106 alcaldías, 953 concejales y el 25,45% de los votos totales emitidos en el País Vasco. La coalición impulsada por miembros de la antigua Batasuna como Rufi Etxebarria o Joseba Permach, junto a EA y una escisión de la Izquierda Unida vasca, se convirtió en la primera fuerza política en Guipúzcoa y con 21.110 votos logró derrotar al socialista Odón Elorza en el simbólico Ayuntamiento de San Sebastián.
El Consistorio donostiarra y la Diputación de Guipúzcoa se convirtieron en el laboratorio postelectoral en el que PSE y PP plantearon al PNV sumar sus representantes para impedir que Juan Karlos Izagirre y Martin Garitano tomaran posesión de las instituciones más importantes de Guipúzcoa. Los nacionalistas, con Joseba Egibar a la cabeza, tomaron la decisión de facilitar el gobierno de Bildu con el deseo de que la gestión de ambas administraciones desgastara a la coalición abertzale. Izagirre, con ocho concejales frente a los 19 de la oposición, ha gobernado con relativa tranquilidad, y en el último tramo de la legislatura todo apunta a que repetirá como candidato a la Alcaldía donostiarra.
La aprobación de la reforma que plantea el Gobierno central no sólo ratificaría las aspiraciones de Izagirre a repetir mandato, sino que Bildu –ahora reforzada por Aralar– aspira a sumar otra treintena de alcaldías en el País Vasco, consolidando su control institucional en Guipúzcoa y expandiéndose en Vizcaya, feudo tradicional del PNV de Andoni Ortuzar.
Pero la fórmula que maneja el Ejecutivo de Rajoy constituye una amenaza incluso para el PP en el Ayuntamiento de Vitoria. El joven Javier Maroto logró en 2011 una holgada victoria en la capital alavesa y sus 32.300 votos no sólo le permitieron ser elegido alcalde, sino que impulsaron la lista popular en Álava en la Diputación de este territorio. Tres años después, Maroto ya ha arrancado su precampaña electoral señalando a Bildu no sólo como su gran adversario, sino como una «amenaza» para una ciudad que en los últimos tres lustros ha tenido alcaldes constitucionalistas. La coalición abertzale se situó a tan sólo 62 votos de la lista del PP en Vitoria en las últimas europeas y sueña con superar a Maroto para, con reforma o sin ella, quitarle la Alcaldía de la capital de Euskadi.
EL MUNDO – 30/08/14