Juan Mari Gastaca, EL PAÍS, 8/6/12
Gipuzkoa se ha convertido en el auténtico laboratorio político de Euskadi. La apuesta política de la izquierda abertzale y la desaparición del terrorismo alimentan el ensayo de la geometría variable que se visualizará en el Parlamento de Vitoria a partir de las próximas elecciones vascas. Hasta entonces, en un territorio abonado mayoritariamente a la sensibilidad nacionalista como el guipuzcoano, Bildu, con una holgada supremacía territorial, y PNV, buscándose a sí mismo en la oposición, escenifican una tormentosa convivencia con la vista puesta en las próximas autonómicas.
Un año después de su llegada al poder en la Diputación, principalmente, y en el Ayuntamiento de San Sebastián, Bildu le tiene tomada la medida al PNV. Dicho de otro modo, Joseba Egibar no se atreve a plantar cara a los abertzales, convencido de que el desgaste en el desempeño del poder se trasladará a las urnas y que, sobre todo, cualquier intento por descabalgarles alimentaría su victimismo. Mientras, la coalición, muy consciente de esta táctica autista de losjeltzales, asienta progresivamente sus esquemas estratégicos, desoyendo cuando le interesa la voz mayoritaria de las Juntas Generales, a la que democráticamente debe rendir cuentas.
Bildu ha hecho bandera de un nuevo sistema de recogida de basuras que acaba con el modelo de la incineración. En realidad, este tipo de actuaciones simbólicas es muy propio de la izquierda abertzale como ha venido ocurriendo con Lemóniz, la autovía de Leizarán o el Tren de Alta Velocidad. Ahora bien, en este caso ha desariado al propio PNV, de quien, primero, se aseguró la abstención para aprobar los presupuestos de la Diputación de Gipuzkoa a cambio de seguir adelante con la construcción de una incineradora.
Sin incineradora, con un golpe seco a la política medioambiental seguida por el PNV en la legislatura anterior, acusados de haber llevado a la ruina económica el futuro de las carreteras del territorio,el gobierno de Martin Garitanoha sembrado la duda en la casa de su principal enemigo. ¿Qué harán ahora los nacionalistas guipuzcoanos? ¿Qué piensa el núcleo vizcaíno del EBB tan crítico en su día con el voto prestado a los abertzales en los presupuestos forales? Gipuzkoa sigue siendo un problema para Iñigo Urkullu, precisamente en el momento más inoportuno. Una traslación a las autonómicas del actual desequilibrio entre ambos partidos determinaría en exceso el resultado global.
A su vez, los abertzales asisten complacidos al desguace que provoca en el resto de la oposición la manifiesta debilidad del PNV porque es un ejercicio de manifiesto desencuentro. Socialistas y populares cuestionan públicamente el miedo escénico de Egibar y su candidato Markel Olano a plantar cara a Bildu. Son crítica permanentes, que abortan, de hecho, cualquier entendimiento a medio plazo sobre una reprobación o una moción de censura. ¿Le será rentable al PNV? ¿Y si Patxi López no adelanta las elecciones, cuántos desaires más estarían dispuestos a encajar?
Juan Mari Gastaca, EL PAÍS, 8/6/12