EL MUNDO – 04/01/15
· Con el argumento de «compensar el desequilibrio impuesto por años de trabajo sólo en castellano», la Diputación de Guipúzcoa ha elaborado un plan de normalización del euskera que obliga a dirigirse en primera instancia en este idioma a los ciudadanos y reclama usarlo en las relaciones con adjudicatarias de obra o subvenciones.
El plan de normalización del uso del euskera 2013-2017 de la Diputación, presidida por Martin Garitano (Bildu), unifica en un texto dos decretos forales sobre el uso de las lenguas en el ámbito de la Administración foral para que la regulación del euskera quede «mejor ordenada» y entró en vigor con el nuevo año tras su aprobación el pasado 22 de diciembre.
El documento recoge una serie de obligaciones con el euskera tanto a nivel interno como externo, elimina el castellano de los actos públicos y comparecencias ante los medios dentro de la actividad de la comunicación institucional y establece modificaciones en los perfiles lingüísticos y fechas de preceptividad asignados a los puestos de trabajo.
El plan establece que todos los servicios forales a la ciudadanía deben estar ya en disposición de ser ofrecidos en euskera, por lo que obliga a los diferentes departamentos a adoptar las medidas para ello. Éstas son algunas de las novedades que se recogen en la regulación del uso del euskera y que otorgan «prioridad» a la lengua vasca en todos los ámbitos, desterrando en algunos casos el castellano.
RELACIONES VERBALES. Siempre, «en primera instancia», el personal de la Diputación debe dirigirse al ciudadano en euskera. A este respecto, la Dirección General de Euskera debe elaborar antes de abril un protocolo de actuación destinado al personal de atención al público. Asimismo, los mensajes verbales sin un destinatario determinado –los emitidos mediante dispositivos automáticos, servicios de información telefónica o altavoces– se tienen que realizar en euskera y castellano por este «estricto orden».
RELACIONES ESCRITAS. En las bases de datos y registros de los diferentes servicios, destinados a la recogida de datos de personas físicas o jurídicas, debe constar un campo que exprese la lengua de relación con la Administración que haya elegido cada cual. Además, los departamentos tienen que «significar» a ciudadanos y entidades la posibilidad de utilizar los servicios en lengua vasca.
FUNCIONAMIENTO INTERNO. Dentro de la filosofía de que el euskera sea la lengua de trabajo «prioritaria», el personal que ha acreditado perfil lingüístico tres o cuatro tiene que «trabajar principalmente» en lengua vasca tanto de forma verbal como escrita. Por ejemplo, antes de las reuniones de trabajo se debe establecer «su gestión lingüística», siendo el euskera la «lengua habitual», incluso en el caso de que haya gente que no tenga «capacidad» de expresarse en esta lengua pero se «garantice la intercomprensión». En estos casos, sólo las personas sin «facilidad» con el idioma hablarán «en la lengua que deseen» y el resto, en euskera. Por su parte, las actas deberán ser redactadas en lengua vasca y sólo serán traducidas al castellano si lo demanda algún interviniente.
FORMACIÓN. La Diputación puede establecer una formación especial destinada al personal que está exceptuado de la acreditación del perfil lingüístico, en aras de la «normalización del euskera». En los cursos organizados por los departamentos para su personal se establece la prioridad del euskera, así como en los cursos organizados para terceras personas. Asimismo, con carácter general, a la hora de llevar a cabo cursos de formación de la Diputación se prioriza a los formadores vascoparlantes.
COMUNICACIONES INTERNAS. Con el argumento de «facilitar el uso del euskera en las comunicaciones internas», el Gobierno foral obliga a que en el plazo de seis meses los soportes informativos de identificación de los trabajadores –las listas telefónicas o el directorio de personal, entre otros– deberán indicar «la capacitación lingüística de cada cual». De este modo, se distinguirá a los funcionarios en función de si hablan en euskera o no.
CONTRATACIÓN. La Diputación hará cumplir en sus contratos públicos el «régimen de doble oficialidad lingüística», de modo que el euskera se exigirá en los pliegos de cláusulas administrativas particulares y de prescripciones técnicas, en el contrato que se suscriba o en los documentos que rijan la contratación. En los expedientes de contratación que deban ser aprobados por el Consejo de Gobierno foral, el departamento promotor debe elaborar previamente un informe «de valoración de impacto en el uso de las lenguas oficiales». Asimismo, las sesiones de las mesas de contratación se llevarán a cabo en euskera, si bien se «garantizará el derecho» a recibir la información en castellano, aunque no especifica cómo. Una vez cerrado el contrato, el plan establece que las relaciones entre la empresa adjudicataria y el Gobierno foral será «prioritariamente» en euskera.
SUBVENCIONES. Las asociaciones, las entidades y las personas físicas y jurídicas que perciban una subvención por parte de la Diputación están obligadas a utilizar el euskera «en cuantos documentos, soportes, publicidad y actos públicos» generados por la actividad objeto de ayuda.
INFORMÁTICA. Los programas informáticos no generados por el Gobierno foral que existan en euskera son «preferencia» para la instalación en todos los ordenadores y las aplicaciones nuevas se tienen que crear en lengua vasca «desde su inicio». En este caso, se debe evitar «expresamente la realización completa de la aplicación en castellano para emprender después su versión en euskera». Además, los manuales de usuario deben estar redactados en el idioma vasco. Cada departamento debe adaptar en el plazo de seis meses las aplicaciones informáticas «bajo su responsabilidad».
CONTROL INTERNO. Cada departamento debe elaborar un plan de gestión del uso del euskera que incluya los objetivos y acciones a realizar. Por su parte, la Diputación implantará un sistema de evaluación del nivel de cumplimiento. También se contempla la posibilidad de crear comisiones lingüísticas. Además, la comisión de gestión del uso del euskera se reunirá un mínimo de dos veces al año.
EL MUNDO – 04/01/15