EL MUNDO 21/04/14
El Día de la Patria Vasca más contaminado por la explosión catalana fue ayer un dibujo de dos modelos dispares. En las calles de Pamplona, junto a miembros de la Asamblea Nacional Catalana, la izquierda abertzale clamó por la «independencia». Mientras, en una señorial plaza de Bilbao, el PNV, con el lehendakari Iñigo Urkullu a la cabeza, selló su apuesta con una música –por el momento– diferente: «Es tiempo de diálogo y negociación para un acuerdo político a la altura de este nuevo tiempo».
El presidente vasco quiso remarcar la oferta de «mano tendida» al Gobierno de Mariano Rajoy en una jornada de contenida exaltación patriótica, al menos por comparación con una antigua HB que sin terrorismo se ha convertido en un serio rival para el PNVy que ha encontrado en la identificación con el plan de Artur Mas y ERC la fórmula perfecta para presionarle ante su electorado más independentista. Su apuesta es la que ETA había planteado esa misma mañana vía comunicado: la ruptura mediante un acuerdo entre nacionalistas que orille a los discrepantes.
Pero Urkullu no habló de secesión, sino de «diálogo». Omitió el «Estado vasco» y pidió una «nación vasca» en Europa. Evitó apelar a una «Euskal Herria» soberana en favor de una «Euskadi» con más autogobierno. No plantó la batalla con el derecho a decidir,y eso que en los días previos la formación había advertido de que sería el eje de su Aberri Eguna. No buscó el aplauso a Artur Mas. Ni siquiera lo citó. Sólo aludió una vez a Cataluña, en una lista junto a Escocia y Flandes. Entre los paraguas bajo un cielo gris tampoco se vio ninguna senyera.
Urkullu describió a una España en la que impera el «no»: «no» a cumplir –íntegramente– el Estatuto, «no» al plan Ibarretxe… «En España tienen un problema: sólo saben decir no. Y no vamos a parar. No nos vamos a resignar», dijo entre aplausos.
Su oferta ahora es un difuso «nuevo estatus político», que en principio se asemejaría a una relación bilateral o confederal con el resto de España. Esta vez el PNV lo quiere acordar al menos con el PSE, en una ponencia que se desarrollará durante al menos año y medio en la Cámara vasca sobre la base de la «fórmula democrática» de «diálogo, negociación, acuerdo y ratificación [vía referéndum]». Contando con «la voluntad» de Navarra y del País Vasco francés, pero partiendo de pactos «inclusivos» en la Comunidad Autónoma Vasca «para avanzar en un autogobierno dinámico y progresivo». Ante esta «alternativa vasca», subrayó, «Madrid» tiene dos opciones. Aplazar y agrandar el problema o «abrir los ojos» y «aceptar que España no es una, que los tiempos de una, grande y libre quedaron atrás».
Ortuzar insistió: «Queremos diálogo y acuerdo. Soluciones democráticas para problemas políticos. (…) La Constitución no puede ser una jaula. (…) Señores Rajoy y Rubalcaba, busquemos esa convivencia amable». Un «nuevo modelo de Estado acorde a los tiempos y a la voluntad de las personas», precisó. Los nacionalistas ofrecen «mano tendida» y lamentan que Rajoy y Rubalcaba «responden con el puño cerrado». Por eso Ortuzar reclamó a Europa que «se implique en la búsqueda de una solución para Euskadi y Cataluña».
A 156 kilómetros de allí, en la considerada capital de los siete territorios vascos, dirigentes de EH Bildu, respaldados por miembros de la ANC catalana que inspira el plan soberanista de Mas, marcharon junto a unas 10.000 personas para reivindicar la independencia como «única alternativa de futuro». La pancarta era diáfana: Independentzia. Los brazos portaban ikurriñas, banderas de Escocia y la enseña independentista catalana.
Garbiñe Bueno, portavoz del grupo convocante Independentistak, defendió que «hay un pueblo lleno de vida que quiere decidir su futuro en libertad». Txutxi Ariznabarreta, veterano del sindicato LAB, alertó contra quienes presentan a los Estados español y francés como garantes del respeto a la diversidad identitaria, lingüística y cultural. Una «barbaridad»: «El único estatus político con capacidad para respetar la diversidad es el Estado independiente vasco». El «derecho a decidir» es la «base democrática» de cualquier Estado, añadió Pello Urizar, líder de EA.